Gracias al Vaticano, Milingo en las primeras planas

Era inevitable, la noticia de la excomunión se regó como pólvora. Sale nota más amplia y foto del simpático Milingo con su simpática esposa.

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Arzobispo excomulgado
Emmanuel Milingo colma la paciencia de la Santa Sede

CIUDAD DEL VATICANO (EFE).— Exorcista, sanador, cantante, el arzobispo africano Emmanuel Milingo, de 76 años, excomulgado ayer, ha sido a lo largo de los años una pesadilla para el Vaticano, que lo trajo a Roma a causa de sus métodos “no convencionales” y ha acabado casado con una seguidora de la secta Moon y abanderado de los curas casados.

Nacido en 1930 en Mnukwa, en Zambia, Milingo fue ordenado sacerdote en 1958 y consagrado obispo en 1969, pasando a ser el prelado más joven de África.

Su fama de exorcista y sanador se extendió inmediatamente y sus misas eran seguidas por miles de fieles que esperaban sanar.

Esa fama preocupó al Vaticano, que en 1983 lo llamó a Roma para formar parte del Consejo Pontificio para los Inmigrantes y así poder controlarlo de cerca, ya que cada vez con más frecuen- cia realizaba exorcismos sin el permiso de la Iglesia.

En programas de TV Abierto, simpático, Milingo se ganó inmediatamente a los italianos. El arzobispo negro apareció en numerosos programas de televisión y a sus misas “sanadoras” acudían miles de personas.

Cada día era mayor su fama y Milingo llegó a grabar un disco “Gubudu Gubudu”, con el que se presentó al Festival de San Remo. Además de la música, también dirigió una película sobre su vida en dibujos animados.

Entre canciones y exorcismos pasó los años, hasta mayo de 2001, cuando sorprendió al casarse en un hotel de Nueva York con la doctora coreana María Sung. La boda, oficiada por el reverendo Moon, fundador de la secta del mismo nombre, causó escándalo, puso en apuros a la Santa Sede y supuso la amenaza de excomunión para el prelado “rebelde”.

Varios meses después, en agosto, y después de un fuerte seguimiento mediático, Milingo fue recibido por Juan Pablo II en la residencia de verano de Castel Gandolfo, lo que propició el retorno al redil del prelado.

A finales de ese mes, el Vaticano publicó una carta personal del arzobispo en la que pedía perdón al Sumo Pontífice y en la que lamentaba el “gran dolor causado a la Iglesia Católica”.

Además, Milingo renunció a su matrimonio y reafirmó su fidelidad a la Iglesia Católica.

La persona que medió para que regresase al redil fue el por entonces arzobispo Tarcisio Bertone, hoy Cardenal Secretario de Estado y en aquellas fechas “número dos” del Cardenal José Ratzinger, hoy el Papa Benedicto XVI.

El arzobispo Milingo permaneció año y medio alejado del mundanal ruido, meditando en un convento de Argentina.

Reaparición Una vez “recuperado”, en medio de gran expectación, volvió a la actividad pública oficiando una misa en la abadía sureña italiana de Casamari. Los últimos años los ha pasado en un convento en Zagarolo, a las puertas de Roma.

A mediados de este año se supo que había abandonado Italia. El 12 de julio pasado reaparece en Estados Unidos, revelando en Washington que había vuelto con María Sung y presentando la asociación “Married Priets Now” (Curas casados ya), con la que pidió al Vaticano que reconozca el sacerdocio de los curas casados.

En el Vaticano se desataron todas las alarmas y varias personalidades, como el Cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, le escribió una carta pidiéndole que diera marcha atrás y no incurriera en la suspensión “a divinis”.

Amigos de Roma viajaron a Estados Unidos para tratar de convencerlo de volver al redil, pero el pasado día 24 el polémico Milingo volvió a sorprender ordenan-do obispos a los sacerdotes casados George Augustus Stallings, Peter Paul Brennan, Patrick Trujillo y Joseph Gouthro.

Fue la gota que colmó el vaso y la “paciencia” del Vaticano. Milingo y los cuatro supuestos obispos cayeron en la excomunión automática, según precisó ayer la Santa Sede.

Excomunión automática “Tanto el arzobispo Milingo como los cuatro ordenados han incurrido en la excomunión latae sententiae (automática), prevista en el canon 1382 del Código de Derecho Canónigo”, informó la Sala de Prensa de la Santa Sede en un comunicado.

El artículo 1,382 dice: “El Obispo que confiere a alguien la consagración episcopal sin mandato pontificio, así como el que recibe de él la consagración, incurren en excomunión latae sententiae”.

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