Pues que sí, es todo un hecho: vuelve la misa preconciliar. Menos show, más sacralización, más solemnidad. ¿Es conservador? ¿No es cierto que también se cayó en un exceso en las misas posconciliares? Pero por otro lado, ¿no se hará más ininteligible al hombre moderno, preocupado por internet, finanzas, política que por el latín, los misterios y los cantos gregorianos? A veces el cristianismo insiste en mirar atrás mientras sigue caminando hacia el frente. Cuidado porque se puede caer.
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Usará una exhortación apostólica
Presentarán el martes misa al estilo RatzingerEl documento instará a clérigos y fieles a restablecer lo sacro en la liturgia.
7-Marzo-07La misa al estilo Ratzinger ya está lista. Se presentará en sociedad, de manteles largos, el martes 13 de marzo, en el aula Juan Pablo II de la Sala Stampa vaticana. Ahí la Curia romana verá cómo se proclama la exhortación apostólica Sacramentum caritatis o sacramento de la caridad, del amor.
Este importante documento, primera exhortación apostólica d Ratzinger, toca los temas cruciales de la Eucaristía y la liturgia. Como es tradición, sintetiza las propuestas nacidas de la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obisos, que se reunió en octubre de 2005 para reflexionar sobre “La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia”.
Presentarán la exhortación dos de los jerarcas de la cumbre episcopal: el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia y relator general del Sínodo, y el arzobispo Nikola Eterovic, secretario general del mismo.
Benedicto XVI redactó el documento considerando las 50 proposiciones sinodales que ya se publicaron. El Vaticano anunció que el martes próximo sólo se presentará la exhortación apostólica, pero los conocedores no descartan sorpresas, pues el Motu proprio papal que liberaliza la misa también ya está listo.
Pero los expertos en el saber vaticano tampoco descartan que el documento pontificio pueda tener cambios respecto a lo que plantearon los obispos.
Michael Smitz, provincial superior del Instituto Cristo Rey, señaló que “el Papa quiere en su exhortación impulsar la misa ad orientem, es decir, hacia oriente, según el rito anteconciliar, el canto gregoriano, y no descartó que en el ofertorio habrá una oración nueva tomada del misal tradicional en latín”.
Siempre según fuentes vaticanas, en la introducción al documento el Papa hablará de la necesidad de reformar la liturgia para abrir paso a una misa más espiritual, más vinculada a la idea de sacrificio que a “un espectáculo para nosotros”.
¿Cómo será la misa Ratzinger? No cambiará mucho la estructura general, pero será mucho más sobria, para evitar lo que muchos consideran abusos y libertinaje pos-conciliar, abusos que para expertos en liturgia han hecho de la misa una “ensalada rusa”.
La misa del Novus ordo, posconciliar, se inclinó demasiado por el racionalismo. La idea del Papa es que “la misa es sacrificio; no importa entenderla toda: lo que sí importa es el misterio”. Muchas personas mayores que recuerdan la misa previa al Concilio Vaticano II no saben latín, y sin embargo iban a misa y seguían con fe las palabras del oficiante, porque disfrutaban del misterio, de la belleza.
Benedicto XVI quiere impulsar más latín en la misa “porque es un instrumento que unifica y confiere la solemnidad”. Quiere también fomentar el canto gregoriano y también impulsar la polifonía clásica.
Más aún, desea evitar los cantos demasiado modernos a favor de una liturgia más sobria; quiere que las misas internacionales se realicen todas en latín, devolver el tabernáculo a su lugar central.
En su exhortación apostólica, el Papa habla también de la adoración eucarística, aludiendo a la postura más conveniente para la comunión, que es en la boca o de rodillas.
En la parte dedicada a la moral, reitera el rechazo a dar la comunión a los divorciados, “aunque la Iglesia debe tener un trato de delicadeza y amor”, dicen fuentes cercanas al Papa. También se ratifica el principio del celibato sacerdotal.
En pocas palabras, la misa al estilo Ratzinger recobrará la solemnidad, la sobriedad, sin cantos, bailes o aplausos que se apartan del espíritu sagrado del rito.
El teólogo Ratzinger ya había dicho que urgía reformar la liturgia para evitar que ésta cayera en lo banal y lo barato. Ha cumplido su promesa.
Monterrey • Bruno Volpe