Desde hace mucho tiempo, y a pesar de los esfuerzos de Küng, dudaba de eso llamado ecumenismo. Todo mundo sabía del carácter retrógrado de Ratzinger y todos los entusiastas del ecumenismo sospechaban que algo diametralmente distinto iba a ocurrir con ese señor como jefe de los católicos. Acá está la respuesta a los hombres y mujeres de buena voluntad que alguna vez creyeron que de Roma iban a tener la mano tendida para celebrar la comunión. No. Ratzinger está dispuesto a llevar al barranco a su iglesia en un mundo que se aleja de ella y viceversa. En este sentido, la de Roma es una iglesia que camina para atrás. Un poco de historia nos hará recordar que no siempre fue así.
Lo que dicen es básicamente que la única verdadera iglesia es la católica, que los ortodoxos tienen el defecto de no reconocer al de Roma como el jefazo y que aunque en los protestantes hay elementos de salvación, están condenados a sufrir el defecto de dividir a la única iglesia. ¿Faltaba más?
Alguna vez discutí con uno de estos cruzados que afirmaba algo como esto: «oremos por nuestros desviados hermanos separados, oremos para que acepten el regalo de Dios llamado papa, pidamos porque se arrepientan y reconozcan que están perdidos. Que la virgen los acompañe». Pobres. Allá ellos si quieren volver al siglo XI. Pero también pobres de los que creyeron en la sonrisa hipócrita de Ratzinger cuando recién iniciaba como emperador de los católicos y decía que él quería ser ecuménico. En todo caso, cada quien con su misericordia.
Lo trágico para ellos es que el cristianismo del día a día no se está definiendo en Roma. Quizá el próximo cristianismo está creciendo en un país pobre o tal vez en una ciudad moderna de Estados Unidos. Que canten misa si quieren, pero la historia los confrontará. Y no será en latín.
Aquí el documento de la ignominia:
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
RESPUESTAS A ALGUNAS PREGUNTAS
ACERCA DE CIERTOS ASPECTOS
DE LA DOCTRINA SOBRE LA IGLESIAIntroducción
El Concilio Vaticano II, con la Constitución dogmática Lumen gentium y con los Decretos sobre el Ecumenismo (Unitatis redintegratio) y sobre las Iglesias orientales (Orientalium Ecclesiarum), ha contribuido de manera determinante a una comprensión más profunda de la eclesiología católica. También los Sumos Pontífices han profundizado en este campo y han dado orientaciones prácticas: Pablo VI en la Carta Encíclica Ecclesiam suam (1964) y Juan Pablo II en la Carta Encíclica Ut unum sint (1995).
El sucesivo empeño de los teólogos, orientado a ilustrar mejor los diferentes aspectos de la eclesiología, ha dado lugar al florecimiento de una amplia literatura sobre la materia. La temática, en efecto, se ha mostrado muy fecunda, pero también ha necesitado a veces de puntualizaciones y llamadas de atención, como la Declaración Mysterium Ecclesiæ (1973), la Carta Communionis notio (1992) y la Declaración Dominus Iesus (2000), publicadas todas por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La vastedad del argumento y la novedad de muchos temas siguen provocando la reflexión teológica, la cual ofrece nuevas contribuciones no siempre exentas de interpretaciones erradas, que suscitan perplejidades y dudas, algunas de las cuales han sido sometidas a la atención de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ésta, presuponiendo la enseñanza global de la doctrina católica sobre la Iglesia, quiere responder precisando el significado auténtico de algunas expresiones eclesiológicas magisteriales que corren el peligro de ser tergiversadas en la discusión teológica.
RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS
Primera pregunta: ¿El Concilio Ecuménico Vaticano II ha cambiado la precedente doctrina sobre la Iglesia?
Respuesta: El Concilio Ecuménico Vaticano II ni ha querido cambiar la doctrina sobre la Iglesia ni de hecho la ha cambiado, sino que la ha desarrollado, profundizado y expuesto más ampliamente.
Esto fue precisamente lo que afirmó con extrema claridad Juan XXIII al comienzo del Concilio[1]. Pablo VI lo reafirmo[2], expresándose con estas palabras en el acto de promulgación de la Constitución Lumen gentium: «Creemos que el mejor comentario que puede hacerse es decir que esta promulgación verdaderamente no cambia en nada la doctrina tradicional. Lo que Cristo quiere, lo queremos nosotros también. Lo que había, permanece. Lo que la Iglesia ha enseñado a lo largo de los siglos, nosotros lo seguiremos enseñando. Solamente ahora se ha expresado lo que simplemente se vivía; se ha esclarecido lo que estaba incierto; ahora consigue una serena formulación lo que se meditaba, discutía y en parte era controvertido»[3]. Los Obispos repetidamente manifestaron y quisieron actuar esta intención[4].
Segunda pregunta: ¿Cómo se debe entender a afirmación según la cual Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica?
Respuesta: Cristo «ha constituido en la tierra» una sola Iglesia y la ha instituido desde su origen como «comunidad visible y espiritual»[5]. Ella continuará existiendo en el curso de la historia y solamente en ella han permanecido y permanecerán todos los elementos instituidos por Cristo mismo[6]. «Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos una, santa, católica y apostólica […]. Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él»[7].
En la Constitución dogmática Lumen gentium 8 la subsistencia es esta perenne continuidad histórica y la permanencia de todos los elementos instituidos por Cristo en la Iglesia católica [8], en la cual, concretamente, se encuentra la Iglesia de Cristo en esta tierra.
Aunque se puede afirmar rectamente, según la doctrina católica, que la Iglesia de Cristo está presente y operante en las Iglesias y en las Comunidades eclesiales que aún no están en plena comunión con la Iglesia católica, gracias a los elementos de santificación y verdad presentes en ellas[9], el término «subsiste» es atribuido exclusivamente a la Iglesia católica, ya que se refiere precisamente a la nota de la unidad profesada en los símbolos de la fe (Creo en la Iglesia «una»); y esta Iglesia «una» subsiste en la Iglesia católica[10].
Tercera pregunta: ¿Por qué se usa la expresión «subsiste en ella» y no sencillamente la forma verbal «es«?
Respuesta: El uso de esta expresión, que indica la plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, no cambia la doctrina sobre la Iglesia. La verdadera razón por la cual ha sido usada es que expresa más claramente el hecho de que fuera de la Iglesia se encuentran «muchos elementos de santificación y de verdad que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, inducen hacia la unidad católica»[11].
«Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia»[12].
Cuarta pregunta: ¿Por qué el Concilio Ecuménico Vaticano II atribuye el nombre de «Iglesias» a las Iglesias Orientales separadas de la plena comunión con la Iglesia católica?
Respuesta: El Concilio ha querido aceptar el uso tradicional del término. «Puesto que estas Iglesias, aunque separadas, tienen verdaderos sacramentos y, sobre todo, en virtud de la sucesión apostólica, el sacerdocio y la Eucaristía, por los que se unen a nosotros con vínculos estrechísimos»[13], merecen el título de «Iglesias particulares o locales»[14], y son llamadas Iglesias hermanas de las Iglesias particulares católicas[15].
«Consiguientemente, por la celebración de la Eucaristía del Señor en cada una de estas Iglesias, se edifica y crece la Iglesia de Dios»[16]. Sin embargo, dado que la comunión con la Iglesia universal, cuya cabeza visible es el Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, no es un simple complemento externo de la Iglesia particular, sino uno de sus principios constitutivos internos, aquellas venerables Comunidades cristianas sufren en realidad una carencia objetiva en su misma condición de Iglesia particular[17].
Por otra parte, la universalidad propia de la Iglesia, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él, halla precisamente en la división entre los cristianos un obstáculo para su plena realización en la historia[18].
Quinta pregunta: ¿Por qué los textos del Concilio y el Magisterio sucesivo no atribuyen el título de «Iglesia» a las Comunidades cristianas nacidas de la Reforma del siglo XVI?
Respuesta: Porque, según la doctrina católica, estas Comunidades no tienen la sucesión apostólica mediante el sacramento del Orden y, por tanto, están privadas de un elemento constitutivo esencial de la Iglesia. Estas Comunidades eclesiales que, especialmente a causa de la falta del sacerdocio sacramental, no han conservado la auténtica e íntegra sustancia del Misterio eucarístico[19], según la doctrina católica, no pueden ser llamadas «Iglesias» en sentido propio[20].
El Sumo Pontífice Benedicto XVI, en la audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha aprobado y confirmado estas Respuestas, decididas en la Sesión Ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado que sean publicadas.
Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 29 de junio de 2007, solemnidad de los Stos. Apóstoles Pedro y Pablo.
William Cardenal Levada
PrefectoAngelo Amato, S.D.B.
Arzobispo titular de Sila
Secretario
NOTAS
[1] Juan XXIII, Discurso del 11 de octubre de 1962: «… el Concilio… quiere transmitir pura e íntegra la doctrina católica, sin atenuaciones o alteraciones… Sin embargo, en las circunstancias actuales, es nuestro deber que la doctrina cristiana sea por todos acogida en su totalidad, con renovada, serena y tranquila adhesión…; es necesario que el espíritu cristiano, católico y apostólico del mundo entero dé un paso adelante, que la misma doctrina sea conocida de modo más amplio y profundo…; esta doctrina cierta e inmutable, a la cual se le debe un fiel obsequio, tiene que ser explorada y expuesta en el modo que lo exige nuestra época. Una cosa es la sustancia del «depositum fìdei«, es decir, de las verdades que contiene nuestra venerada doctrina, y otra la manera como se expresa, siempre, sin embargo, con el mismo sentido y significado»: AAS 54 [1962] 791; 792.
[2] Cf. Pablo VI, Discurso del 29 de septiembre de 1963: AAS 55 [1963] 791; 792.
[3] Pablo VI, Discurso del 21 de noviembre de 1964: AAS 56 [1964] 847-851.
[4] El Concilio ha querido expresar la identidad de la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica. Esto se encuentra en las discusiones sobre el Decreto Unitatis redintegratio. El Esquema del Decreto fue propuesto en aula el 23/09/1964 con una Relatio (Act. Syn. III/II 296-344). A los modos enviados por los obispos en los meses siguientes el Secretariado para la Unidad de los Cristianos responde el 10/11/1964 (Act. Syn. III/VII 11-49). De esta Expensio modorum se citan cuatro textos concernientes a la primera respuesta:
A) [In Nr. 1 (Prooemium) Schema Decreti: Act Syn III/II 296, 3-6]
«Pag. 5, lin. 3 – 6: Videtur etiam Ecclesiam Catholicam inter illas Communiones comprehendi, quod falsum esset.
R(espondetur): Hic tantum factum, prout ab omnibus conspicitur, describendum est. Postea clare affirmatur solam Ecclesiam catholicam esse veram Ecclesiam Christi» (Act. Syn. III/VII 12).
B) [In Caput I in genere: Act. Syn. III/II 297-301]
«4 – Expressius dicatur unam solam esse veram Ecclesiam Christi; hanc esse Catholicam Apostolicam Romanam; omnes debere inquirere, ut eam cognoscant et ingrediantur ad salutem obtinendam…
R(espondetur): In toto textu sufficienter effertur, quod postulatur. Ex altera parte non est tacendum etiam in alliis communitatibus christianis inveniri veritates revelatas et elementa ecclesialia» (Act. Syn. III/VII 15). Cf. también ibidem punto 5.
C) [In Caput I in genere: Act. Syn. III/II 296s]
«5 – Clarius dicendum esset veram Ecclesiam esse solam Ecclesiam catholicam romanam…
R(espondetur): Textus supponit doctrinam in constitutione ‘De Ecclesia’ expositam, ut pag. 5, lin, 24 – 25 affirmatur» (Act. Syn. III/VII 15). Por lo tanto, la comisión que debía evaluar las enmiendas al Decreto Unitatis redintegratio expresa con claridad la identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, y su unicidad, y fundada esta doctrina en la Constitución dogmática Lumen gentium.
D) [In Nr. 2 Schema Decreti: Act. Syn. III/II 297s]
«Pag. 6, lin, 1 – 24 Clarius exprimatur unicitas Ecclesiæ. Non sufficit inculcare, ut in textu fit, unitatem Ecclesiæ.
R(espondetur): a) Ex toto textu clare apparet identificatio Ecclesiæ Christi cum Ecclesia catholica, quamvis, ut oportet, efferantur elementa ecclesialia aliarum communitatum».
«Pag. 7, lin.5 Ecclesia a successoribus Apostolorum cum Petri successore capite gubernata (cf. novum textum ad pag. 6. lin.33-34) explicite dicitur ‘unicus Dei grex’ et lin. 13 ‘una et unica Dei Ecclesia’» (Act. Syn. III/VII).
Las dos expresiones citadas son las de Unitatis redintegratio 2.5 e 3.1.
[5] Cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, 8.1.
[6] Cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Unitatis redintegratio, 3.2; 3.4; 3.5; 4.6.
[7] Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, 8.2
[8] Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Mysterium Ecclesiæ, 1.1: AAS 65 [1973] 397; Declaración Dominus Iesus, 16.3: AAS 92 [2000-II] 757-758; Notificación sobre el volumen «Iglesia: Carisma y poder», del P. Leonardo Boff, O.F.M.: AAS 77 [1985] 758-759.
[9] Cf. Juan Pablo II, Carta Encíclica Ut unum sint, 11.3: AAS 87 [1995-II] 928.
[10] Cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, 8.2.
[11] Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, 8.2.
[12] Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Unitatis redintegratio, 3.4.
[13] Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Unitatis redintegratio, 15.3; CF. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 17.2: AAS 85 [1993-II] 848.
[14] Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Unitatis redintegratio, 14.1.
[15] Cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Unitatis redintegratio, 14. 1; Juan Pablo II, Carta Encíclica Ut unum sint, 56 s: AAS 87 [1995-II] 954 s.
[16] Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Unitatis redintegratio, 15.1.
[17] Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 17.3: AAS 85 [1993-II] 849.
[18] Cf. Ibidem.
[19] Cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Unitatis redintegratio, 22.3.
[20] Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Dominus Iesus, 17.2: AAS 92 [2000-II] 758.
Y acá sólo dos reacciones
El Papa repite a los demás cristianos que la Iglesia católica es la única verdadera
-Tras el regreso del latín, otro documento revisa el Concilio para aclarar «confusiones» sobre el diálogo con ortodoxos y protestantes.Roma, 10 jul. (COLPISA, Íñigo Domínguez, corresponsal).
La Santa Sede sintió hoy la necesidad de hacer algunas aclaraciones sobre el Concilio Vaticano II, el gran ‘congreso’ que renovó la Iglesia en los sesenta. Aunque han pasado 40 años sigue dando que hablar porque es el último gran referente doctrinal del catolicismo y punto de choque de reformadores y tradicionalistas. Benedicto XVI, entonces estaba con los primeros, pero asustado del peligro de una pérdida de identidad de la Iglesia, se acercó a los segundos. Hoy, como Papa, ha emprendido una operación general de corrección de perspectiva. Por ejemplo, ha impuesto rigor en la liturgia o ha permitido el regreso del latín en la misa. Hoy, un paso más: con un documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe, reiteró que la única Iglesia legítima, fundada por Jesús, es la suya, la católica. Ortodoxos y protestantes, aunque poseen «elementos de santificación y verdad» y pueden llevar a la salvación, tienen «carencias».
La respuesta de los interesados fue gélida. El patriarcado ruso dijo que el Papa sigue anclado en el siglo XI; portavoces protestantes en Italia, que esto es «un paso atrás» en el diálogo y hasta los coptos egipcios le invitaron a «despertarse del coma». Nada de esto es nuevo, lo único relevante es que se repita. Ratzinger, cuando era él mismo prefecto de Doctrina de la Fe, el organismo que establece cuál es la verdad oficial del Vaticano, ya firmó en 2000 la declaración ‘Dominus Iesus’, que decía esto mismo y causó gran polémica.
El Vaticano argumentó hoy que desea salir al paso de «interpretaciones erróneas» de las aperturas del Concilio y subrayar esa idea que quiere acuñar Benedicto XVI de que no fue una ruptura con el pasado, sino un paso coherente con la tradición. El documento, redactado en forma de preguntas y respuestas es denso, sobre conceptos teológicos y, en definitiva, incomprensible para el creyente de a pie. La tercera cuestión, por ejemplo, plantea por qué el Concilio usó la expresión «subsistit in» y no el verbo «est» al hablar de que Cristo subsiste en la Iglesia católica.
Como se ve, son dilemas de consumo interno y dirigido a quienes se preocupan por el diálogo con otras confesiones cristianas, en busca del ecumenismo, la hipotética reunificación con ortodoxos y protestantes. Es decir, con una óptica cotidiana, es irrelevante. Mirando de lejos, según el paso de los siglos, es una de esas disquisiciones internas que en su día pudieron afectar a arrianos o cátaros y hoy, a las disputas con protestantes y ortodoxos. Cosas para la historia de la Iglesia. Pero es que el Papa y la institución como tal piensan a menudo en ese plano, en la tradición y en la posteridad.
En realidad lo que hace el Vaticano es marcar claramente las líneas de la Iglesia frente a protestantes y ortodoxos a la hora de dialogar. En su primer discurso como Papa, Ratzinger citó el diálogo ecuménico como una de sus prioridades, pero ha hecho ver que su punto de partida es la franqueza, y no las cesiones, aunque eso le haga pasar por intransigente.
Fuente: http://www.colpisa.com/motor/motor.php?seccion=48&id_noticia=209147&fecha_tema=
Documento doctrinal parece amenazar al ecumenismo, dicen grupos religiosos
‘‘Las iglesias protestantes no son iglesias»: VaticanoRoma insiste en que sólo en el catolicismo se preserva de manera íntegra la definición eclesial instaurada por Cristo.
Teófilos III, patriarca ortodoxo griego de Jerusalén, encabeza un servicio navideño. Foto: Musa Al-Shaer/AFP
11-Julio-07
De vacaciones al pie de los Alpes, el papa Benedicto experimentó ayer la furia de los elementos: lluvia, nieve y vientos muy fuertes. Pero a juzgar por los indicios, todos palidecen ante las tempestades que podría provocar el nuevo documento doctrinal que dio a conocer este martes la Congregación para la Doctrina de la Fe.Firmado por el prefecto William Levada -y con el Imprimatur del Papa-, el documento «Preguntas y respuestas sobre algunos aspectos de la doctrina de la Iglesia» causó en el mismo día de su lanzamiento una serie de respuestas adversas entre distintos grupos religiosos.
No es para menos. El texto no deja dudas. Para Roma, la única Iglesia que representa continuidad con la fundada por Cristo es la Católica. Las denominaciones ortodoxas aparecen como «iglesias particulares» que padecen una herida, pues si comparten con el Vaticano el reconocimiento al sacerdocio y a la Eucaristía, no reconocen la primacía del Papa.
Pero las denominaciones nacidas de la Reforma de Lutero, tradicionalmente llamadas protestantes, no pueden ser consideradas, desde la doctrina católica, como «iglesias en sentido propio», y sólo son llamadas «comunidades cristianas».
Para el Vaticano, no se les puede llamar iglesias porque ni reconocen la primacía del Papa ni tienen la sucesión apostólica ni conservan de manera íntegra la Eucaristía.
En teoría, el documento quiere aclarar puntos controvertidos del Concilio Vaticano II y del documento conciliar Lumen Gentium, de 1963. La aclaración, que alude explícitamente a interpretaciones hechas por el teólogo brasileño Leonardo Boff, dice que son «interpretaciones infundadas», «inaceptables», que han «malinterpretado» la enseñanza doctrinal del concilio que se celebró entre 1962 y 1965 y que modernizó a la Iglesia católica.
En los hechos, el texto, escrito en forma de cinco preguntas con su respuesta, al estilo del catecismo de San Pío X, puede considerarse la reafirmación del controvertido documento Dominus Iesus, de fecha 6 de agosto de 2000, firmado al calce por el entonces cardenal Joseph Ratzinger y por Tarsicio Bertone.
El documento doctrinal, polémico por derecho propio, cobra un sentido más coherente si se considera que aparece apenas unos días después del motu proprio papal que liberaliza la misa tridentina.
Para el Vaticano, la Iglesia católica romana es la única que presenta «perenne continuidad histórica» y «la permanencia de todos los elementos instituidos por Cristo».
Pero no todo está perdido en los otros grupos cristianos. El texto reconoce que las iglesias ortodoxas son también «medios de salvación», y a las «comunidades cristianas» (es decir, a los grupos protestantes) les reconoce elementos de santificación y verdad «que tienen un valor salvador».
Muy probablemente se discutirán a todo nivel los dos puntos anteriores: los calificativos a otros grupos cristianos y la aseveración de que sólo en Roma reside la herencia de Cristo. Pero el texto ofrece más materia de debate.
En la primera de las cinco preguntas, el documento ofrece una interpretación del Concilio Vaticano II que da gran importancia al Magisterio y la Tradición de la Iglesia.
Los protestantes sólo valoran la Escritura; los católicos dicen que ésta por sí sola no sirve sin el Magisterio y la Tradición de la Iglesia. El documento dice que el Concilio Vaticano II no rompió con el pasado, sino que representa su continuidad.
«El Vaticano II no ha transformado la doctrina: lo que era, se queda; lo que la iglesia predicó durante siglos no se cambia; lo que era, se queda igual».
Las réplicas al documento no se han hecho esperar. La Stampa, de Turín, interpretó el anunció así: «El papa Benedicto XVI rechaa el ecumenismo». Un diario en línea de los coptos, el Egyptian Mail, dice que «el Papa, no satisfecho con haber insultado a los musulmanes, ahora golpea la sensibilidad de los protestantes y los ortodoxos».
El pastor Nyomi Jutah, en carta dirigida al cardenal Walter Kasper, resume así la perplejidad de muchos: «Cristo es de todos, no sólo de los católicos».
Otras reacciones
Domenico Maselli, presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia, dijo que el texto doctrinal «es un vistoso paso atrás en las relaciones entre la Iglesia romana y las otras comunidades cristianas».
Paolo Ricca, teólogo de la Iglesia Valdense, protestante, dijo que el documento da a las iglesias nacidas de la Reforma un tratamiento de «tercera categoría»; el texto, dijo, «cierra definitivamente» las puertas que el Concilio Vaticano II «parecía haber abierto».
Ciudad del Vaticano/Bruno Volpe
Fuente: http://www.milenio.com/guadalajara/milenio/nota.asp?id=523573
No lei el articulo, la verdad me dio flojera pero bien sabemos todos que la iglesia catolica cada dia se coplica mas pero en fin yo pregunto hoy ¿EXISTE REALMENTE LA UNICA IGLESIA O LA IGLESIA VERDADERA? talvez tu Luis me digas que si que es la ICOC o la ICMECA como la llaman ahora, desearia que no lo digas pero en fin.
El 11 de agosto de 1991 asisti por primera ocacion a un servicio de la congregacion (la llamare asi para evitar discución con el termino iglesia) predicaba Felipe (como se le llamo en México) Lamb, me gusto, me llamo la atencion el modo de llevar un sermon, al dia siguiente comence una serie de estudios (principios basicos) y en una semana me bautice tenia y 16 años y de alli comenzo una carrera que duro exactamente 6 años hasta un 15 de agoste de 1997 en el que tome la decicion, como dije a alguno que le interezo, de era mas honesto no seguir siendo un miembro, en esos 6 años aprendi bastante , no me arrepiento de haber sido dicipulo, bastante necio porcierto, puedo decir que alli madure pueto que llegue casi como adolecente y sali ya casi adulto,
pero comprendi y cada dia lo compruebo que no es el estar en un grupo o «IGLESIA » lo que me va llevar a Dios sino mi propia vida, alguien pregunto a Jesus , (me parece esta en Lucas no recuerdo llevo años sin tomar una Biblia) «que pasara con los que no han hescuchado de tu mensaje y les dijo que Dios a ellos le dio un con ciencia y por ellla seran jusgados» por esto y por lo que vivi con ustedes y en el mundo me he dado cuenta de que entodas partes existen personas honestas, de buen corazon y amor a dios asi como hipocritas y malvados aun entre ustedes por lo que yo digo que nadie puede pretender acreditarse el titulo de «IGLESIA VERDADERA» ya que por sus acciones seran reconocido.
Me prgunto si a alguien le interezo este ariculo o si alguien leera mi comenterio ya que nadie hizo alguno
De acuerdo Francisco Sánchez. Ninguna iglrsia debería abrogarse el tìtulo de iglesia ùnica. Creer en Jesús como Señor y Salvador es lo único que hace la diferencia. En todos lados, entre ateos o creyentes, hay de las dos sopas y algunas intermedias. ¿No es esto el mundo? Somos humanos y de eso no vamos a escapar sino en la muerte. Gracias por leernos.
Gracias por darnos herramientas históricas que enfaticen la necesidad de una reforma cristiana… Sin embargo, (y lo digo como una opinión), nuestras vidas con D-os mostrarán si seguimos a Jesús como el desea o no…
El mayor enemigo es la Ignorancia, pero debemos aprender a orar por nuestros enemigos y aprender a ser tolerantes con los que todavía no han madurado el aspecto de su religión, luego pasa que la mayoría que no lleva en serio su creencia yerra y hace que otros piensen que D-os es Light…
Gracias por tu aportación historica, será de mucha ayuda a otros miembros cristianos de otras comunidades para reflexionar verdaderamente que estamos haciendo para hacer que el nombre de Jesús sea alabado…