Los misericordiosos

Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia

Claro que hay un componente altamente social en el mensaje de Jesús. Y aquí está. El cristiano no es un ser dentro de sí. mira hacia dentro pero actúa afuera. Jesús no es el gran místico de la meditación, de la vida interna, no enseña a escapar de la sociedad, que ellos, los malos, mueran en sus pecados mientras nosotros huímos de esta Sodoma en que se ha convertido la sociedad actual. todo lo contrario.

El Maestro anima a aquellos que piensan en sus semejantes. El prójimo debe tener un lugar central en la mente del cristiano. Y la manera en que uno empieza a preocuparse realmente por el prójimo es por medio de la compasión. La compasión que es un acto; un sentimiento que termina convirtiéndose en una acción concreta. Es mucho más que sentir lástima, es mucho más que pensar cosas positivas. Se trata de que el creyente pase del dogma a la praxis. Porque si uno se queda en la teoría del amor al prójimo, esto no pasa de ser una gran idea. Jesús enseña que hay que trascender el conocimiento meramente intelectual para pasar entonces a aliviar a las necesidades del otro.

La «otredad» no es para Jesús un asunto menor. El Maestro no fue pasivo con los necesitados. Es más, podría decir que su ministerio consistió en practicar lo que enseñaba, en acercar a su Padre a una sociedad desamparada no sólo espiritual sino también materialmente.

El mensaje de Jesús no puede ser reducido a lo interior. Eso es egoísmo disfrazado de piedad. En todo el Nuevo Testamento no hay un sólo cristiano que se aísle de su comunidad para no contaminarse. Pedro y Juan predicaron en Jerusalén y como su Maestro también incluyeron el componente de la salud física. Incluso Pablo que sabía de retórica, no se quedó en sus predicaciones doctrinales. Según narran los Hechos de los Apóstoles (que en realidad debería llamarse de Pablo y el resto), el ex fariseo llevó la tranquilidad a los cuerpos de sus oyentes.

¿Significa esto que un cristiano que no sana el cuerpo no merece llamarse así? No. Un cristiano tampoco puede quedarse en el espectáculo y en lo exterior. Al final de cuentas, el mensaje de Jesús trasciende este mundo. No hay nadie que pueda salvar al hombre de la corrupción de su carne. Es decir, todos vamos a morir. Para unos será condenación eterna para otros vida eterna espiritual. O al menos una vida distinta a esta que conocemos. El seguidor de Jesús también sana la parte espiritual. El que tiene compasión del estado espiritual de su prójimo, el que no pasa por alto lo que su vecino, su compañero, su pariente quiere y necesita, ese también será digno de que el Padre lo compadezca.

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