Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos.
¿A qué justicia se estará refiriendo Jesús? ¿No nos había dicho antes que nuestra luz debía brillar delante de los hombres? Sí, pero a lo que se refería en esa cita era a las obras. Aquí está hablando de prácticas piadosas. Visto en retrospectiva, es decir, desde la cruz, de lo que habla es de cómo vivir la salvación puesto que ésta sólo viene por medio de la justificación. O en otras palabras, aquí tenemos la interpretación de Jesús sobre la praxis. Y, lo veremos, ésta no es sino una actitud personal, íntima, de cercanía con el Dios al que también oraba Jesús.
¿Se puede ser cristiano? Sí. Aquí está el complemento que tantas veces se pierde de vista cuando los que decimos seguir a Jesús somos mayoría. Pero incluso entonces, es lamentable cómo cientos de grupos se disputan el monopolio de la verdad, el rebaño, las almas sedientas de Dios. ¿Qué predicamos? ¿Una iglesia o a Jesús? ¿Anunciamos salvación al mundo o salvación en mi grupo? ¿Cómo lo hacemos? ¿Lanzando dardos envenenados a los demás o con nuestras obras? Porque Jesús enseñará que el creyente demuestra su piedad en la soledad y secrecía de su casa. Cuántos cristianos van por el mundo confundiendo su amor genuino a Jesús con el orgullo fetichista. Vemos afiches con motivos cristianos tatuados en la piel, pegados en los autos, colgados en los techos de las casas. Hemos confundido el evangelismo con una vulgar campaña de marketing. El proselitismo agresivo a sustituido al ejemplo personal. Creemos que miles de almas en un templo nos darán más estrellitas en la frente. Los sociólogos lo han definido con certeza: nos hemos convertido en un mercado de religiones.
¿Cómo fue que pasó esto? ¿Por qué se nos ha olvidado el mensaje íntegro de Jesús? Porque es más cómodo citar escrituras por aquí y por allá y no hacerlo de manera completa. Así, ahí donde dice ser luz del mundo nosotros leemos: vendan el evangelio con mantas enormes y anuncios caros. Donde dice bienaventurados los que tienen sed y hambre de justicia nosotros queremos que diga: dichosos los intolerantes y sectarios. Religiosos en la iglesia, hemos perdido muchas veces el rumbo de la vida íntima y sagrada con Dios. Como si fuera una empresa que se mueve a modo de estímulos, premiamos a los que hacen muchas cosas en la iglesia pero no sabemos quiénes son de la puerta del templo hacia afuera.
Si buscas el premio de los hombres, anda, cumple con sus reglas piadosas, con el protocolo, con la ortodoxia, con el dogma, con la liturgia. Llegarás a la cima. Pero si quieres agradas a Dios, escucha lo que Jesús quiere enseñarte: guarda tu justicia para regalarla completa a tu creador.
La hija de un pastor le dijo a su padre que en la gente del mundo encontraba más amor y comprensión que en los hermanos de su iglesia.
Este no es un sentir aislado es el sentir de muchos creyentes…algo marcha mal, muy mal, -estamos perdiendo el norte- El cristianismo no es aparentar piedad asistiendo a todos los cultos de la iglesia, diezmar, cantar bellos cantos en alta voz, etc. Es seguir al maestro e imitarlo. Si como creyentes no somos capaces de preocuparnos de las necesidades materiales y espirituales de nuestros hermanos en la fe dificilmente estaremos cumpliendo con la premisa de vivir el evangelio de Jesús.
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