Ayuno en secreto

Y cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; que demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan. De cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro; para no parecer a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.

El ayuno es una de las prácticas piadosas más malentendidas. Algunas veces yo lo he denostado, he pensado que esta sí que es una de esas obras de las que tanto sospechaba Lutero. Incluso he oído a hermanos que me dicen «voy a ayunar por tal cosa». Entre ayunar así e irse de rodillas a algún templo sólo hay diferencia de grado. Así que algunas veces he concluido que el ayuno no es para los cristianos. Pero el Maestro no está aboliendo la práctica de dejar de comer. Lo que condena es la forma, al igual que en la parte de la oración y de la generosidad.

¿Por qué el ayuno es importante para los cristianos? La Escritura está en la misma tesitura de «no abolir la Ley sino darle su pleno valor». Es decir, el ayuno, a diferencia de las autoflagelaciones o las procesiones más o menos sangrientas, tiene que ver con una forma de recalibrar la mente y el espíritu en Dios. Ciertamente hay un componente de sufrimiento en la práctica del ayuno. Pero no se trata de practicarlo como método de buscar, por ejemplo, el arrepentimiento. Si se hiciera así, el mensaje de Jesús no sería más que una receta para la bulimia y la anorexia. No es así. Incluso habría que acotar que el ayuno está relacionado con eventos de importancia para un sujeto. El evento debe incluir cierta presión, concentración, incluso un nivel de convicción de lo que se está haciendo es más importante que cualquier otra cosa. Cuando uno está interesado en alguna tarea, puede dejar de dormir y de comer para terminarlo. Así, cuando uno quiere resolver un «pendiente» en la oficina puede ser que se «olvide» de comer pero no se flagelará o se atará un silicio para sentir el sufrimiento que su Maestro. Jesús no hace apología del masoquismo.

La sociedad suele admirar a los que se apasionan con lo que hacen hasta el nivel de ponerlo antes que su propio bienestar. Claro, sólo si eso tiene que ver con logros modernos que son políticamente correctos. Si uno dice: «anoche no dormí por estudiar y hoy salí sin desayunar para llega temprano» no provocará mucho ruido. Sin embargo, si dice: «estoy ayunando porque estoy concentrando mi atención el Reino de Dios», de inmediato lo etiquetan de fanático. Es una cuestión de principios morales y éticos que cambian según las fechas en las que se hablen. Pero Dios es eterno: el ayuno como instrumento de concentración de mente, alma y espíritu sigue siendo importante.

Herramienta. Jesús sí va contra los que, con arrogancia y orgullo, van por el mundo tristes y compungidos porque no han comido. ¿Por qué no comes? Porque el mundo es malo y Dios es bueno. Porque quiero tener una casa. Porque no quiero alcoholizarme. Todos los motivos, por muy nobles que sean, no sirven si hay hipocresía, si uno ayuna para que los demás lo vean. El mundo entero puede aplaudirte si estás en huelga de hambre por Cristo, pero puede ser que llegues a su presencia y diga: «no te conozco».

1 comentario

  1. daniel rivera dice:

    quequiere decir poner parche nuevo sobre vestido viejo?….daniel rivera

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