Las dos puertas

«Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a perdición y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.Jesús distingue dos caminos: el angosto y el amplio. Al final de uno está la vida y al final del otro la perdición. Cuando invitamos a alguien a conocer el evangelio deberíamos procurar darle el panorama completo: ser cristiano en el mundo de hoy no es lo más cómodo, fácil y bonito que exista. De hecho es todo lo contrario.

No es sencillo decir «no» a lo que todo mundo dice «sí». El camino angosto tiene la indicación de orar cuando todo mundo está dormido; tiene un letrero que pide «arrodíllese» cuando todos presumen de sus logros; el camino difícil pide creer en lo invisible cuando todos quieren abrazar algo tangible. La otra opción es francamente atractiva. Y decir «no» a lo que atrae a los sentidos no es cómodo. Eso debe hacer el que quiera obedecer a Dios.

Muchos se burlan de los cristianos porque creen que son conformistas, timoratos y un tanto retrógradas. Nada más alejado de la realidad. Por lo demás, muchos de nosotros hemos ya andado por las súper-autopistas que ofrece la vida moderna. Hemos ido a toda velocidad por las bonitas, espaciosas y atractivas carreteras de hoy. Pero no nos ha dejado más que emociones pasajeras, vidas al borde del colapso y un secuela de daño y dolor que alcanza incluso a los que decimos amar.

Después de todo, ¿por qué querer llegar lo más pronto posible a ese sinsentido que es la muerte? Porque ese día todos vamos a ir desnudos, despojados de nuestras ropas y deberemos dar cuenta al Creador. ¿Para qué apresurar lo que de cualquier manera va a llegar? Estaremos prontos a ir a la puerta amplia que es la muerte.

Pero estas palabras no son sólo para los «chicos malos», también abarca a los cristianos. Porque también es cierto que hay gente que quiere ser cristiana pero con comodidad. Creyentes que van por el camino amplio. Esto es muy desagradable pero habrá que gastar algunas palabras en ello

¿Por qué nos indigna tanto descubrir a un cristiano in-fraganti? Porque la hipocresía nos repugna. Y vemos cristianos ladrones, asesinos y corruptos; supuestos seguidores del Maestro que mienten, son infieles a sus esposas, lujuriosos; individuos que asisten a una iglesia y se creen moralmente superiores a los malos de la nota roja pero sus acciones son, moralmente, equivalentes a aquellos que se dicen ateos. Estos al menos no van por el mundo diciendo que son algo que no es verdad.

Parte de la crítica al cristianismo tiene que ver más con lo que se ve que con lo que se cree. En otras palabras, abundan los cristianos que con su vida alejan a los que quieren acercarse al evangelio. Para ellos, el Maestro también tiene algo que decir.

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