Los primeros discípulos

Mateo 4:18

Jesús inicia a pescar a sus primeros y más fieles discípulos. Y les da la misma misión: «sean pescadores de hombres». Antes del primer gran sermón de todo el Nuevo Testamento, Jesús inicia un recorrido por su tierra, en los lugares donde se realizaba el culto judío, predicando la buena noticia y sanando gente. Su fama empieza a crecer de una forma tal que el evangelista enfatiza las regiones desde donde llegan las personas.

¿Es todo esto un hecho histórico? No lo sé. Pero es un hecho que Mateo nos quiere presentar a un Jesús que liga los sermones con las acciones. A los pescadores los llama a pescar más hombres. A las predicaciones en la sinagoga le siguen la curación de enfermos. No es este un Rabí de enseñanza y doctrina, sino un Maestro de hechos y palabras. A eso llama a sus primeros discípulos: tendrán ahora una misión nueva, de mayor importancia y de mayor trascendencia que la de seguir con sus oficios. Vemos desde el inicio a estos cuatro discípulos que dejan todo por seguir a Jesús. Algo vieron en ese paisano suyo que dejaron su trabajo para acompañarlo.

No creo que Pedro entendiera muy bien a qué lo llamaba Jesús. Hoy mismo no me queda claro si este «pescar más hombres» signifique hacer proselitismo en favor de Jesús. La metáfora en sí misma no es de fácil interpretación. Uno dice que va a pescar cuando lanza una red al agua con el objetivo de atrapar animales, sacarlos de su medio ambiente, que mueran y luego hacer un uso de esos cadáveres. ¿Qué quiere decir Jesús cuando compara todo esto a la misión de Santiago, Pedro y los hijos de Zebedeo? ¿Qué deberían sacar a los hombres de las aguas del mal, que murieran a sí mismos y traerlos a una nueva vida? ¿Desde ese momento se dedicarían a atraer más personas a la causa de Cristo? ¿La causa de Jesús era que los hombres dejaran su medio ambiente para salir a una nueva realidad? Es probable que más que por la nueva misión, los primeros seguidores decidieron seguir al Maestro por su carisma. Ya después entenderían que pescar hombres era algo espiritual y la tarea que Jesús tenía para ellos.

Tan es probable que sí se trate de un llamado a atraer a las personas al evangelio del Reino, que inmediatamente después del llamado ya vemos a Jesús actuando en Galilea. Y desde entonces está un grupo compacto de cuatro seguidores, acaso vecinos de Jesús en su pueblo, que lo seguirán a pesar de las vicisitudes que eso significaría en sus vidas. El Hijo de Dios los había visto y no perderían la oportunidad de hacer algo con sus vidas. No sabrían bien qué sería, pero sería algo más grande que ser pescadores ordinarios. Vemos a estos hombres rudos, de un pueblo que incluso tenía una sospechosa reputación, a lado del hombre que había sido mencionado por Juan como el Mesías. Valía le pena seguirlo… aunque no supieran qué quería decir eso.

La gente fue sanada. El movimiento va creciendo y ganando fama. Pero también se ve amenazado en convertirse en un simple espectáculo de un curandero más. Jesús parece visualizarlo. Como Moisés, dará las bases de una nueva ley desde una montaña. Luego de llamar a pescar hombres, de sanar y de predicar, el Maestro hace un alto en el camino y dictará uno de los sermones más dramáticos en cuanto la reinterpretación religiosa que inaugura en esas personas sencillas, que no sabían más que lo que muchos hoy sabemos. Y Andrés, Pedro, Juan y Santiago estarán en primera fila, tomando nota de lo que el Maestro enseña. Ellos son testigos privilegiados del nacimiento de lo que dos mil años después sigue teniendo un impacto en la vida de millones de personas.

 

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s