La primera señal

Juan 2:1-12

En su origen, la palabra milagro tiene que ver con señal, signo. Es decir, para Juan, esas obras extraordinarias que el Maestro realizaba tenían que ver con un rasgo distintivo de Jesús: su carácter divino pero profundamente anclado a este mundo. Las señales que veremos en este evangelio son, pues, las muestras de que estamos frente al «verdadero hombre y verdadero Dios». El milagro tiene la función de demostrar que ese hombre no sólo es un buen profeta o quizá sólo un curandero o mago. Juan nos está diciendo que Jesús tiene poder porque viene de Dios.

Ahora, fijémonos en la resistencia de este primer signo. Jesús no quería hacer un espectáculo de su obra. Ahí estaba, en una fiesta, una boda (otro símbolo típicamente joánico) donde el menú quedaba incompleto sin el vino. ¡Qué terrenal! No hay aquí un cojo, paralítico, ciego. Es una fiesta. Y María (la madre de Jesús) no quiere que el ambiente se venga abajo. Acude a Jesús a pedirle un favor: convierte el agua en vino. Permítaseme la siguiente licencia: qué poco solemne, qué anticlimático de lo espiritual esta petición. El Maestro no usa un tono grave en esta primera señal. Repitámoslo: es una fiesta, Jesús está conviviendo con amigos y familiares. Ahí, en el gozo de una boda, hace el milagro.

¿Tiene este pasaje un sentido metafórico? Habrá quien quiera decir que esta señal tiene más de un significado. Jesús convierte un material común (insaboro, incoloro, inoloro) en uno de la mejor calidad. Quizá haya una resonancia con el evangelio de Mateo en aquello de que los cristianos son la luz del mundo. El Maestro puede cambiar el carácter de cualquiera con sólo pedirlo. De ser aguados a ser vinos de la mejor calidad. Sí, seguir a Jesús es una decisión y una petición. Una petición porque al seguirlo le estamos pidiendo (implícitamente) que nos cambie. Y Jesús transforma. Además, como sus discípulos, con esas transformaciones, veremos la gloria del Padre. Por eso podemos decir, lejos de falsas modestias, que lo que hoy somos no es producto de nosotros sino de Dios.

¿Eres una nueva persona? Sólo por gracia y poder de Dios, el Padre que mostró Jesús en una fiesta en Canán. Fiesta y espiritualidad no están peleadas.

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