El buen pastor

Juan 10:1-12

No es que los apóstoles y todos los demás fueran menos inteligentes que los actuales lectores. La parábola tenía la intención de ilustrar un punto en la enseñanza. Pero esta no había funcionado. Jesús no se va por la tangente y habla más claro. Él era ese Pastor que daba, porque así lo había decidido, su vida por un rebaño llamado humanidad.

Algunos han querido ver en este pasaje la prefiguración de la predicación a los gentiles. En cualquier caso, lo que el discurso quiere resaltar es el carácter del Mesías. Él quiere dar todo para cuidar, rescatar y ayudar a sus ovejas. El ladrón está interesado en la oveja como un objeto. El asalariado no daría su vida porque sólo está interesado en el dinero. Pero el buen pastor se preocupa por el rebaño porque ama al dueño y cuidará sus propiedades como si fueran suyas. Jesús es ese gran y buen pastor. He ahí la enseñanza profunda del Maestro.

¿Se entiende cabalmente esta alegoría hoy? Y no hablamos de lo más evidente, aquellos pastores modernos que van por la lana de sus rebaños. Dios pedirá cuenta a estos malvados. Hablamos de algo más histórico y social. ¿Cuántos lectores modernos han cuidado ovejas? ¿Cúanto tiempo falta para que estas sencillas parábolas deban ser explicadas hasta en lo más nimio? Cuidar rebaños es tan ajeno a los cristianos modernos que el término «pastor» ya es tan religioso como cualquier otro.

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