¿Qué une a evangélicos, presbiterianos, metodistas, católicos y ortodoxos? Me parece que solo dos creencias fundamentales:
- Que Jesús de Nazareth es el Mesías, el Cristo Salvador y Redentor de la humanidad.
- Que Dios dejó parte de su revelación en escritos que llamamos genéricamente Escrituras o Biblia.
Nada más. Nada menos. Los cristianos no se ponen de acuerdo ni siquiera en quién merece llamarse así, cristiano. No sabemos si uno es cristiano cuando se bautiza por inmersión en agua, cuando habla en lenguas (glosolalia) o cuando acepta a Cristo en su corazón. No hay acuerdo en cómo organizar la iglesia, si en casas o en edificios propios (o rentados); en cómo llamar a sus liderazgos (ministros, obispos, presbíteros, dirigentes, líderes), en cómo nombrarlos (después de cursos académicos o luego de cierto tiempo en el ministerio); en cuáles son los libros inspirados por Dios y cuáles no (allá se lee Judit como canónico y acá como deuterocanónico). Vaya, no hay ni siquiera acuerdo en la personalidad de Jesús: si es Dios mismo o su Hijo, si fundó una nueva religión o si refundó el judaísmo. La lista de desacuerdos es tan larga como la historia del cristianismo. Entonces, ¿es viable el ecumenismo?
Debemos ser sinceros desde el inicio: no hay forma honesta de que dos creyentes se pongan de acuerdo en convicciones distintas sin que asome la sombra de la traición. Si el evangélico llamara “padre” a un ministro católico, sería expulsado de su comunidad. Si un católico afirmara que el Magisterio no es más importante que un cristiano común en cuestiones de interpretaciones dogmáticas, violaría uno de los principios de su iglesia. No podemos coincidir en la práctica de cientos de cosas. Lo demás es una bonita campaña de relaciones públicas donde cada quien alaba al otro solo para “llevar la fiesta en paz”. No: con total sinceridad debemos aceptar que definitivamente no coincidimos con esta y esta otra comunidad de cristianos.
¿Quién es mi hermano? El Maestro elaboró esta pregunta y también dio la respuesta: “quien hace la voluntad de mi Padre” (Marcos 3:33-34). El asunto es que cada quien tiene un concepto distinto de qué es esa voluntad. Pero esto no es pretexto para que pueda decir con total confianza “hermano” a aquel que cree en dos fundamentos esenciales de mi fe. Que ese cristiano no pertenezca a mi comunidad no lo excluye de la comunión que tenemos con nuestro Padre común. Y, a menos que descaradamente (o en privado) adore al satanás, no veo por qué tener ese prurito que muchas sectas tienen de no llamar hermano a otro que, a su manera, se ha hecho seguidor de Jesús. Que ese hermano no crea en mis dogmas no lo excluye de que forme parte de los que iremos con el Mesías cuando Él regrese. “El que no está contra nosotros, está a nuestro favor” (Marcos 9:40). Ese “nosotros” de Jesús es revelador: quien no esta en contra de Jesús y su comunidad, está a su favor. Hay iglesias que pelean entre sí por el tipo de música que hay en sus reuniones. Critican, ridiculizan y humillan al contrario. Al mismo tiempo, ponen cara piadosa y gritan ¡Aleluya! Es mi convicción que esos son más anti-cristianos que ateos críticos.
En Marcos 3:25 leemos: “una familia dividida, no puede mantenerse”. El cristianismo moderno, con su multitud de sectas, confesiones y tradiciones no podrá mantenerse por mucho tiempo. Los verdaderos adoradores, los que lo hacen en Espíritu (Juan 4:23) no necesitan más que ese poder que viene de lo alto para que se unan y den a conocer al mundo lo que el Maestro quiere: que todos se salven creyendo en Él. Ese tal, sin importar la franquicia religiosa a la que pertenezca, ese que busca adorar a Dios con su propia vida y que cree que Jesús es el Mesías, ese tal es mi hermano. Y estoy seguro que él sabrá reconocerme cuando me vea. Entonces nos abrazaremos y nos diremos: “La paz sea contigo”. Y será esa paz que sobrepasa cualquier entendimiento (Fil. 4:7).
veite siglos de unidad y diversidad…tal vez unidos no signifique uniformes…es un mosaico de creencias cristianas.
Le pegaste al clavo, especialmente en el párrafo en donde reflexionas lo que para Jesús es un hermano. La tendencia es ver con rechazo a los que no están o pertenecen a mi grupo o congregación. Ahí «por default» estamos siendo descarados y somos todo menos seguidores de Jesús. El nunca menosprecio ni a la mujer prostituta. No es el «business» de uno andar juzgando a los demás. De ahí lo que Jesús dijo de sacarse primero el tronco antes de ayudar a alguien más. Ya no hay que leer las escrituras de manera tan lineal. El mensaje contenido en la Biblia es multidimensional y puede dar luz a muchos contextos, no solo uno. Es por eso que hay todo un surtido rico de grupos y religiones. Todo lo ven de una sola manera, o mejor dicho, a su manera. Y lo peor de todo, gente que se hace atea por decepción de haber tenido contacto con personas que piensan que su iglesia es «la más cercana a Dios». Si en el Nuevo Testamento se habla de una sola iglesia, lo que ha de querer decir es que hay una sola frecuencia que todos debemos tener en común para llegar al Padre [o bien Logos], Jesús. ¡No a que iglesia voy! En Jesús se puede ver gráficamente la expectativa a la que todos debemos alinearnos y conducirnos en este plano (su manera de pensar, de vivir y de comunidad con el Padre). Creer que Pablo se refería a una sola iglesia como grupo, institución, nombre o edificio es un error garrafal y solo ha causado más divisiones dentro y fuera de las congregaciones. Hay que darnos siempre el beneficio de la duda. También hay gente que cree en Dios y que pueden ser más rectos que uno. No hay que ser juzgones y prejuiciosos. Jesús no lo fue, y era Jesús. La evidencia en cada uno hablara por sí misma cuando se llegue la hora. ¡No metamos mas cizaña! Hoy en dia puede verse muy barbárico el extraer sin piedad a la gente de un grupo a otro o peor aún, dejar de hablarle a alguien – al grado de verlo como infeccioso o contaminado – por “no querer venir a mi iglesia”. ¿Porque no ver que elementos tenemos en común entre las iglesias? Ese podria ser otro modelo para evangelizar. Si en efecto hay cosas en las que no coincidimos entonces sería bueno, en son de paz, discutirlo con total objetividad por el bien de entender la Biblia lo más claramente posible y siempre tratando [a lo mejor que nuestra habilidad lo permite] de minimizar ese margen de error constante en nuestra interpretación de las escrituras. Poco a poco eso creara unión hasta que todos lleguemos a una sola manera de pensar y a la verdad misma de Dios. Utópico, si. Pero valdría la pena intentarlo. Imparcialidad y objetividad serian elementos indispensables para una posible interacción de esa naturaleza. Desafortunadamente hay una polaridad tremendísima hoy en día en las iglesias; tanto adentro como afuera de cada una de ellas. Si queremos pertenecer a una sola iglesia y no causar mas caos, está bien. Siempre y cuando NO se tenga en el corazon y en la mente esa actitud pretenciosa de que «mi iglesia es la unica que tiene la verdad y la mejor».
Luis: A una opinión diferente a la tuya le llamas cerrazón? Entonces los comentarios no eran tan bienvenidos. Por mi parte no lo tomocomo algo personal pero tal vez sería mejor que platicaramos el tema en otro tono y no en el de discordia, si estás de acuerdo, incluso personalmente, que para mi s la mejor forma de hacer las cosas. Espero tu respuesta
???
Julio: no fui yo quien escribió que no estaba dispuesto a agregar nada más al tema. ¿Cómo debería interpretar eso? No fui yo a quien le gustó un par de comentarios de una persona cuya ignorancia y arrogancia eran tan patentes como sus descalificaciones hacia mi. Se me dificulta platicar con alguien a quien le gusta que descalifiquen a otro hermano (aunque ya no sé si me considere su hermano). Eso no es para mi una «opinión diferente» sino cerrazón. Con lo de hablar «en persona», sucede que soy parte de una generación que considera que este medio es igual de efectivo y afectivo que hacerlo en «persona». Reciba bendiciones.
PS. Por lo demás, ejercí mi libertad de borrar algo de lo que solo yo fui responsable de publicar.