Algo de Oswald Chambers:
Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (Hechos 26:14)
¿Estás empeñado en seguir a Dios a tu manera? Nunca nos libraremos de esta trampa hasta que se nos lleve a la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo y fuego (Mateo 3:11). La obstinación y la terquedad siempre lastiman a Jesucristo. Quizá no hieran a nadie más, pero hieren a su Espíritu. Siempre que somos obstinados, voluntariosos y que nos empeñamos en nuestras propias ambiciones, herimos a Jesús. Cada vez que defendemos nuestros derechos y persistimos en que no vamos a ceder, estamos persiguiendo a Jesús. Cada vez que insistimos en nuestra dignidad, estamos contristando y perturbando a su Espíritu de modo sistemático. Y cuando finalmente entendemos que es a Jesús a quien hemos estado persiguiendo todo el tiempo, esto se convierte en la más abrumadora revelación.
¿Es la Palabra de Dios muy penetrante y cortante en mí cuando te la transmito, o mi vida traiciona lo que enseño? Puedo dar lecciones sobre la santificación y, aun así, manifestar el espíritu de Satanás, el mismo espíritu que persigue a Jesucristo. Su Espíritu sólo está consciente de una cosa: la perfecta unidad con el Padre. Él nos dice: Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas (Mateo 11:29). Todo lo que hago debería tener como base una perfecta unidad con Él y no la determinación voluntariosa de ser piadoso. Esto implica que las personas fácilmente pueden aprovecharse de mí, pasarse de listas conmigo o ignorarme por completo; pero si me someto a estas circunstancias por causa de Él, impediré que Jesucristo sea perseguido.
Hola Luis. Mi nombre es Daniel Oviedo, soy discípulo de la región Iztacalco. Me parece muy interesante lo planteado por Oswald Chambers, me llama a reflexionar sobre mi propio orgullo. También me ayuda a «ver», el porque en ocasiones podemos albergar tristeza en nosotros, aun cuando somos cristianos. Ojala puedas abundar un poco mas en el tema.
Muchas gracias por este espacio. Te envió un abrazo hermano.
Creo que es preferible perseguirlo que ser indiferente, gracias por la reflexión!
Bueno cuando recibimos a Jesús como nuestro señor y salvador (Rom 10:8) nos hacemos un Espiritu con el, Dios no engendra una simiente Satanica, si no una simiente Santa ahora somos celestiales (1Cor 15) y como tales damos a conocer los que es el Padre en nosotros. =)