En las últimas semanas, hermanos de gran corazón y gran curiosidad me han hecho un montón de preguntas. Es mi deber servir a Dios y no a los hombres. Ese Dios me pide poner la otra mejilla y dar la capa si alguien, en pleito, me pide la túnica (Mateo 5:39ss). En el contexto semítico, eso significa que si alguien quiere aprender, hay que dar generosamente. Así que, acá voy.
Como muchas preguntas se repiten, quiero agruparlas. El primer grupo trata sobre la iglesia, tanto la que dejé como «la nueva». En este post, intentaré responder a las preguntas sobre por qué dejé la congregación.
¿Por qué te fuiste de la iglesia?
En los últimos años había notado un franco deterioro en algunas prácticas de la congregación. Las señalé y traté de proponer soluciones. Muchos me escucharon y de eso no me quejo. El problema es que aquellos que podían promover un cambio, es decir, los líderes, simplemente no hacían caso. Como se dice coloquialmente, me deban el avión. Hasta ahí no tenía problema pues estaba consciente de que intentar un cambio en una iglesia al mismo tiempo joven pero cerrada tomaría mucho tiempo.
Sin embargo, la gota que derramó el vaso fue mis posturas sobre el bautismo. Ahora me doy cuenta que dentro de la iglesia no estoy sólo. Salvo contadas excepciones, muchos han coincidido conmigo en el tema. Pero creo que la diferencia es que yo había enseñado a la congregación y se suponía que estaba en una indefinida y poco clara preparación “para ser maestro”. Según esos líderes, yo tenía influencia en cierta parte de la comunidad. Ante el peligro de que enseñara principios distintos a los oficiales, y dado que el bautismo se refiere a la salvación y eso es esencial, no podía participar en el servicio de la enseñanza. Decidí que lo mejor era dejar esa congregación. Pedí guía de Dios y nos fuimos.
Entonces, ¿te fuiste por un capricho, porque no te dieron la razón y porque no te dejaron enseñar?
No. Si algo no hicieron ellos nunca fue cumplir mis caprichos. Jamás fui el consentido de algún líder, mi palabra jamás fue ley (¡alabado sea el Señor!) y siempre tuve que utilizar argumentos más o menos convincentes para que mis propuestas se llevara a cabo. No. Definitivamente no me fui por eso y quien lo afirme es un mentiroso, un ignorante o ambas cosas.
Me parece a mi y a varios hermanos que el llamado que tengo, mi vocación, don, ministerio o como se le quiera llamar es la enseñanza. Aunque suene raro, no es un asunto de hombres sino de Dios. Al ser una orden de Dios, desde que fui llamado a ese servicio, lo he tratado de cumplir con todas mis fuerzas. Ellos saben que con su permiso o sin él, dentro o fuera, lo he hecho y lo seguiré haciendo. Tan es así, que todavía dentro de la iglesia un líder me aconsejó “no enseñes más a los hermanos del oriente porque la situación ahí está ya muy contaminada”. Cosa que nunca hice, por cierto. Pero si seguir lo que Dios te manda es un berrinche, me declaro el más berrinchudo de sus siervos.
Tampoco tengo una comezón interna por tener siempre la razón. No creo que yo posea la verdad única, absoluta y definitiva. Esto es cierto al grado que, en un reciente estudio bíblico, un hermano me decía “oye, bro, ¿por qué no dices, ‘esto es así y se debe hacer sólo de esta manera y no hay opción’?, así lo hacen allá y les funciona”. Quien se conduce de tal manera debe tener una relación con Dios mínimo como Moisés y quienes lo escuchan deben también tener una espiritualidad probada porque de lo contrario, eso es de intolerantes, cerrados de la mente, ignorantes, soberbios y testarudos. Lamento decirles que en temas espirituales la única verdad absoluta es Dios y Él tiene las ecuaciones para ese mundo espiritual. Como yo sigo aprendiendo de y en Dios, mi única y más honesta respuesta será siempre: investiguen, tomen ustedes las mejores decisiones, consideren todas las posibilidades. Desdichado de mi y de los que me escuchan si empiezo a dictar cátedra, a pontificar sobre lo que es correcto y lo que no. Viva su vida espiritual y deje en paz la vida de sus semejantes.
Hola.
Me puedo identificar con lo que dices.
Te entiendo lo que buscas, la verdad y eso es lo mas dificil de encontrar en la vida.
Espero en nuestro creador te de ese conocimiento y esa verdad pues siento que estas muy cerca de ella.
Una cosa mas, no creo que tengas caprichos, sencillamente puedo ver que intentaste hacerles ver lo que veias y ellos por orgullo y cerrazon de mente y corazon (y dicen que son o tratan de ser humildes) no te escucharon.
Son tan ciegos que no se dan cuenta del poder del Altisimo y creen ciegamente en los argumentos vacios y irracionales de muchos de sus lideres, si son lideres, lideres de ciegos que creen que van a un lugar cuando no pueden ver que hacen lo que dicen.
Te deseo lo mejor.
Saludos.
Gracias, Edwin. Deseo lo mejor para ti también. Espero que el Señor nos permita coincidir en su camino.