Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba… (Juan 1:39)
Vemos aquí al Maestro y a sus primeros discípulos. Si quiere, usted le puede llamar a esta dinámica «discipulado». Pero no se confunda. Esto que vemos aquí no se parece a lo que usted quizá haya visto. No hay un discipulado impuesto a la fuerza. No hay un tiempo reservado para hablar de los pecados de los discípulos. No son dos horas de enseñar «doctrina». Lo que vemos aquí es a un Maestro que les está enseñado a vivir en su propia casa. Para ser un verdadero discípulo, usted debe ir a vivir con su maestro. Jesús no enseñó la «sana doctrina», el Maestro tenía el tiempo encima y su enseñanza fue las 24 horas. Ellos lo vieron en la intimidad. No era un terapeuta, un consejero al que consultaban sólo para salir adelante de un problema. Lejos de eso, la convivencia cotidiana con el Maestro era parte de su entrenamiento. El cristiano hoy no consulta al Maestro para todo. Es más, ni siquiera es claro que sea su Maestro. Como que Jesús está muy allá. Mejor vamos con los técnicos profesionales en el alma: los líderes religiosos. El resultado de esto es lamentable: el cristiano busca más a sus discipuladores que a Dios, le hace caso a ellos y así se evita el trámite de tener una responsabilidad personal de sus decisiones. Si algo sale mal, la culpa es del discipulador. Si algo sale bien es gracias a su obediencia al consejo humano. ¿Cuándo dejamos a Dios arrumbado en su cielo? Cuando ese cielo está muy lejos. Ningún líder religioso que ponga el cielo en el más allá vale la pena que lo escuche. Cualquiera que no me enseña a ser libre para caminar con Dios es en realidad más cercano al demonio que al Señor. Y cualquiera que se apropia del monopolio de la «sana doctrina» y que llama «rebelde» al que piensa diferente, se parece más al Satanás («con que Dios te ha dicho») que a Jesús («está escrito»). Si su discipulado no está encaminado a ser un ser espiritual y más bien lo oprime en reglas religiosas, no se haga, usted sabe que es hora de dejarlo para ir con la fuente misma de todo eso que ningún hombre puede dar. Mire a Dios. Él sí lo entiende.
Excelente artículo…. en efecto… la meta de los creyentes debería ser «hacer disicipulos», pero eso es seguidores de Cristo, no del «discipulador». Eso también debe colocar al discipulador en frente del Salvador, no de los libros del discipulado… enfrente de la Biblia, no de la doctrina oficial de la iglesia… Date: Thu, 28 Aug 2014 04:52:51 +0000 To: igor.porras@hotmail.com
-Que se puede decir del discipulado, pues gran cantidad de cosas, lo que leí y gracias por compartirlo bien puede ser solo un inciso de este extenso tema.
Yo diría que el titulo podría ser:
“Los errores al practicar el discipulado”
-Digo para introducir al lector y saber específicamente de que se trata.
Lo positivo del discipulado bien llevado lo podemos encontrar justo en la biblia…
(Mantengan vívidas en su memoria las enseñanzas de Cristo en toda su abundancia, y enséñense y aconséjense unos a otros con toda sabiduría. Transmítanlas a otros, con salmos, himnos y canticos espirituales elevados al Señor con corazones agradecidos. Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre del Señor Jesús y por medio de él acérquense a la presencia de Dios con acción de gracias.) Colosenses 3:16-17
-Ese error tan común de dejar en ajeno junto con ese autoritarismo que puede salirse de control escudado en el querer lo mejor para la persona puede causar historias de terror.
-De hecho desde hace tiempo se vivían situaciones parecidas, a mi parecer el cristianismo está condenado a caer en estos vicios desde el principio del movimiento.
(Si ustedes murieron a Cristo y ya no están esclavizados a los poderes que dominan el mundo ¿Por qué se someten como si fueran todavía del mundo, a reglas tales como <>? Esas reglas son puramente humanas, que con el tiempo van perdiendo valor. Podrán parecer muy sabias tales reglas, ya que para obedecerlas hay que ser devotos de veras, y porque son humillantes y duras para el cuerpo, pero de nada sirven en lo que para dominar los malos pensamientos y deseos se refiere) Colosenses 2:20-23
Saludos.
envio cordiales saludos, presento la siguiente opinion, acerca del discipulado.
Un discípulo es un estudiante que memoriza las palabras, acciones y estilo de vida de su maestro en preparación para enseñar a otros. El discipulado cristiano es una relación de maestro a alumno, basada en el modelo de Cristo y sus discípulos, en la cual el maestro reproduce en el estudiante la plenitud de vida que él tiene en Cristo, en tal forma que el discípulo se capacite para adiestrar y enseñar a otros.
Un estudio cuidadoso de la vida y enseñanza de Cristo, revela que el discipulado tiene dos componentes esenciales: la muerte a uno mismo y la reproducción. Ambos dieron la tónica al ministerio de Jesús. Él murió para poder reproducir vidas nuevas. Y Él quiere que cada uno de sus seguidores siga su ejemplo.
La muerte a uno mismo
El llamamiento de Cristo al discipulado es un llamado a la muerte a uno mismo, un rendimiento absoluto a Dios. Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará” (Lucas 9:23-24).
Si bien, el crecimiento en Dios y la responsabilidad espiritual es, personal.
Muchas veces en el afán de crecimiento obligamos al hermano a crecer espiritualmente?, sin embargo eso puede ser un engaños, es en este momento cuando empezamos a obligar al hermano a crecer pero no por Dios, más bien por orgullo personal y meramente humano, de esta manera causamos mucho daño. Pues la madurez espiritual viene de Dios, pues al ser bautizados, hemos recibido el espíritu de Dios y podemos escucharlo a través de su palabra y la oración a si llenaremos nuestra, mente, cuerpo y alma del espirito de Dios, pues al morir a nosotros mismos, con la diferencia de que morimos en Dios, de esta manera encontraremos la salvación.
Siendo una decisión meramente personal y madurar en Jesús dejar de tomar leche y comer alimento sólido, somos embajadores de la palabra de Dios tomado como ejemplo a nuestro maestro Jesucristo.