CAMBIO 2: Deja de perder el tiempo

Del libro: 52 Cambios de Leo Babauta:

EL CAMBIO

Practica no perder el tiempo por sólo 10 a 15 minutos al día.

CÓMO

  1. Aparta algún tiempo cada día para dejar de perder el tiempo. Inicia con 5 minutos en los días 1 y 2, y 10 minutos en los días 3-7. Déjalo en una hora específica, por ejemplo, 9 a.m.
  2. Antes de que inicies tu tiempo, ten una tarea importante por hacer. Sólo una tarea. Sólo necesitas hacerlo por 5 (o 10) minutos.
  3. Limpia las distracciones. Apaga el internet, cierra todos los programas no necesarios, conecta algunos audífonos y pon música si lo necesitas. Haz todo esto antes de que inicie el tiempo.
  4. Cuando notes esa urgencia para irte a algo más cómodo, detente. No hagas nada, sólo observa. Está bien tener esa urgencia, pero lo que es importante es aprender que esa urgencia no te controla. Sólo puedes observar, incluso si eso es un poco incómodo. Observa la urgencia, respira y regresa a la tarea importante.
  5. Repite los pasos de arriba  tantas veces como sean necesarias.
  6. Disfruta el proceso. Cuando le tememos a algo, nos desanimamos, pero en cambio, si podemos aprender a disfrutar eso, no va a ser tan duro o terrible.
  7. Enfócate en el momento y disfruta la misión. Aléjate del miedo y enfócate en lo agradable, lo pleno, la alegría de hacer cosas.

He traducido la palabra «procrastination» («¿procrastinación?») como «perder el tiempo».

Los cristianos solemos perder el tiempo en miles de pequeñas tareas que no son nada importantes. Que si levantar las manos en la música o no, que si las mujeres se visten como monjas o no, que si la consubstancialidad o no… ¡Hay otras miles de tareas realmente importantes y nosotros perdiendo el tiempo con eso!

Hebreos 3:13

Al contrario, anímense unos a otros cada día, mientras dura ese «hoy» de que habla la Escritura…

CAMBIO 1. MEDITA

Del libro: 52 Cambios de Leo Babauta:

EL CAMBIO

Busca un lugar tranquilo y siéntate por 2 minutos, enfócate en tu respiración. Esta es una forma sencilla de meditación.

CÓMO

  1. Comprométete a que sean sólo 2 minutos al día.
  2. Elige una hora y un recordatorio.
  3. Encuentra un lugar tranquilo.
  4. Siéntate cómodamente.
  5. Inicia con sólo 2 minutos.
  6. Enfócate en tu respiración.

La meditación, diríamos los cristianos, es simplemente concentrarse en el Dios en el que creemos. Es dejar todo a un lado, y poner pensamiento, respiración y concentración en la sintonía espiritual del Padre al que Jesús le llamaba Abba. ¿Quieres escuchar a Dios? ¡Cállate!

Salmo 37:7

Guarda silencio ante YHWH y espera en Él.

52 cambios

Acabo de comprar un libro que promete ser muy interesante: 52 changes. Su autor, Leo Babauta, es partidario del budismo zen, vegetariano y padre de seis hijos. Lo cierto es que, como religión oriental, el budismo tiene su encanto pero principalmente, su utilidad. En este blog somos cristianos, lo saben, pero estamos abiertos a revisar, dialogar y construir con otras creencias.

52changes

El libro propone un cambio simple y sencillo cada semana. Lo iremos revisando y comentando. Miren lo que dice su introducción:

Mi nombre es Leo Babauta. Muchos de ustedes pueden conocerme como el creador de Zen Habits y por ser alguien que escribe sobre simplicidad y la formación de hábitos.

¿Qué me califica para escribir este libro. Brevemente: he transformado mi vida usando algunos principios sencillos. He aprendido cómo hacer cambios y pasarla bien mientras los hago. Hago pequeños experimentos, uno o dos meses, y veo qué pasa. Me quedo con los cambios que se sienten bien, y dejo aquellos que no trabajan muy bien para mi. Eso es lo que te sugiero que hagas.

En los útltimos 7 años (desde 2005), he hecho pequeños e incontables cambios; y sí, los pequeños cambios son los que funcionan mejor. Empecé a correr, después corrí un maratón a finales de 2006 y dos más en los siguientes dos años, además de varias carreras y triatlones y cosas así. Empecé a comer saludable, y ahora soy vegetariano, y he perdido 31 kilos.

Empecé a levantarme temprano, meditar, aprendí a enfocarme y a dejar de perder el tiempo, pagué un montón de deudas, empecé a ahorrar y a invertir, cree un sitio en internet muy popular, escribí varios libros y creé algunos cursos populares, empecé a viajar, me mudé con mi esposa y seis hijos a San Francisco de Guam (¡eso fue un problema!), dejé nuestro segundo vehículo en Guam, y entonces dejé de usar el auto en San Francisco y así y así.

He hecho todos los cambios que vienen en este libro en un momento u otro, aunque algunas veces he tenido que revisitar algunos de ellos. Sí, está bien dejar ir algunos de ellos cuando sientes que es mejor para ti y después vuelves a ellos cuando sientes que debes regresar.

Los cambios en este libro no son una forma de mejorar tu vida. Déjame enfatizar esto: este no es un libro de autoayuda. Es un libro de experimentación. Es un laboratorio de cambios. Es una manera de explorarte a ti mismo, de ir descifrando qué te funciona mejor, de salir de tu zona de comodidad, de aprender a cambiar y de estar bien con el cambio. Y eso es lo más importante: aprender cómo estar bien con el cambio.

Se trata de vivir una vida de una forma que te de la mayor satisfacción, que te ayude a ayudar al mundo y que vivas más plenamente y en el presente.

Presento 52 Cambios con gratitud a ti por estar leyéndolo.

Pues vamos leyéndolo y cada semana iremos presentando sus propuestas de pequeños, simples y significativos cambios.

Los números de 2012

Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2012 de este blog.

Aquí hay un extracto:

4,329 films were submitted to the 2012 Cannes Film Festival. This blog had 49.000 views in 2012. If each view were a film, this blog would power 11 Film Festivals

Haz click para ver el reporte completo.

Una modesta reflexión de Navidad

Primero los lugares comunes:

  1. La noche del 24 de diciembre la civilización cristiana recuerda el nacimiento de Jesús de Nazareth.
  2. Jesús de Nazareth no nació el 25 de diciembre del año cero.
  3. Navidad se ha convertido en las sociedades capitalistas en una celebración tanto familiar como de consumismo.
  4. Sí: es cierto que hay componentes de culturas no cristianas en todo el numerito: que si el árbol de navidad, que si santa clós (o el festejo del «sol invictus, etc).

Muy bien. Ahora lo que no es tan obvio. Si poner el árbol de navidad es un acto que reúne a la familia (o a los room-mates), que si en la cena del 24 de diciembre nadie se acuerda de Jesús pero sí llegan a casa de los abuelos todos los tíos y se la pasan bien, que hay comida, abrazos, cariño: ¿Jesús de Nazareth va a llegar a derribar el pino de navidad? ¡Por supuesto que no!

La navidad (sí, con minúscula) se convierte en un festejo más o menos secular y salvo algunos tradicionalistas que «arrullan al niño», en realidad es el pretexto para pasarla bien. A Jesús, en todo caso, no se le experimenta cada año, sino cada día. Y ese libro que los cristianos leemos dice que «todo me es permitido pero no todo conviene»; «para el puro todo es puro pero para el corrompido…». En fin, si me preguntaran a mí qué sentiría si el 19 de marzo festejaran mi cumpleaños y todos brindaran y descansaran de sus trabajos a pesar de que nací cinco meses después, ¡qué importa! ¡Viva la convivencia!

Pero la navidad tiene, también, un componente espiritual. Claro que a pocos les importa. Vaya, si no les importa la exactitud del nacimiento del Mesías. Pero resulta que el hijo de Dios se hizo hombre para que todos los hombres tuvieran una relación con Dios. Jesús es la reconciliación, el camino para acercar el más acá y el más allá. Jesús se hizo hombre para que todos pudieran servir al Rey. Hacer eso supone un compromiso entre el creyente y el Dios que Jesús le hace accesible. «Compromiso», he ahí la palabrita que cada vez está más pasada de moda.

Los padres creyentes que conozco enseñan a sus hijos que las Escrituras dicen que Jesús nació en Belem, que pudo haber sido en algún momento de septiembre, pero que la navidad es un momento especial en que «recordamos» al Mesías. No, no es su cumpleaños; pero esos padres les enseñan a sus hijos algo más importante que el pinito o el santa o los reyes magos; les enseñan a creer, a amar y a vivir con intensidad bajo la guía de Dios. Yo veo a mis amigos festejando Navidad cada día.

Dicho lo cual: felices navidades.

Pensamientos random 3. De mayas, cansancio y proyectos

La maya era una civilización que asesinaba a sus enemigos, ofrecía sacrificios a sus dioses, manejaban al cero y su sistema número tenía como base el 20. ¿Por qué creer en sus “profecías” si se parecen a la civilización nuestra? Para cotorrear y burlarse de chabelo. Y para hablar de finales, ciclos y otras curiosidades.

Me ha cansado el Feis. No sólo por las peleas bizantinas con amigos y gente no tan simpática. No. El Feis es un imán que atrae la atención. Que la roba. Que da falsas imágenes de una realidad que de por sí le encanta ser compleja (un poco femenina esa realidad). Ahí la chica con problemas de anorexia parece sexy, el amargado feliz y el hipócrita santo. Distorsiones que no me convienen porque, de paso, quita tiempo: me he descubierto, con horror, que me levanto (siempre de malas, siempre quiero dormir más) y lo que reviso es… ¡el maldito Feis! Los “likes”, los comentarios, las peticiones de “amistad”, las peticiones a jugar cosas inciertas (eso es una plaga y advierto que… nah, no advierto nada). Un horror de tiempo perdido en ver vídeos de brasileños, cantantes y otras cosas que “entretienen”. Un espanto de tiempo viendo fotos de gente que tiene años que no veo o que nunca he visto en persona y que quizá no vuelva a ver. Un apocalipsis tratando de seguir comentarios de gente más o menos enojada, más o menos inmoral.

Me rindo. Procederé a desconectar twitter de feis (¡FB es del diablo!, me pusieron en un comentario). Iré poniendo recortes en twitter (@l_venegas, si alguien quiere “seguirme”). Si alguien quiere “chatear” pues me conectaré con otros servicios de mensajero (si me ven conectado, no se vayan con las apariencias, quizá no contesto porque quizá no estoy “conectado”). Si alguien quiere preguntarme algo más, use mi correo electrónico. O de plano el teléfono. Escribo en un blog: discipulos.wordpress.com. Y, en general, si eres mi amigo, sabes dónde, cómo y hasta qué hora encontrarme. Me desconecto, pues.

¿Y las cosas realmente valiosas que hay en el FB? Pues sencillo: mis amigos me las irán pasando o bien, con el paso del tiempo aprenderé a ir sólo con los que yo considero valiosos o interesantes. Tendré tiempo, espero, para leer más (tengo más de 300 artículos esperando a ser leídos), para platicar con mi esposa, familia, amigos. Para ver una buena película. Para escuchar música. O, mucho mejor: para estar en el maravilloso y hermoso silencio.

Pensamientos random 2. Del mundo 2.0 y los malos entendidos

En general (repito: en general), me gusta platicar y pasarla bien con la gente que estimo, valoro y admiro. Es gente real (a menos que los abrazos y las sonrisas vivan solo en mi cabecita). Ellos saben dónde encontrarme. Yo sé dónde y cómo acudir a ellos. No. No estoy hablando sólo de la vieja costumbre de verse cara a cara y sentir que el otro está vivo (cosa que me encanta): hoy existe tecnología para acercar a la gente y la uso y ellos también. Mi punto es que son reales, humanos, inteligentes, bellos, admirados; pero, no son perfectos; no como pienso que es la perfección. Repito: son humanos igual que yo.

Pero el Feis no es el mundo. He descubierto un mar de diferencia entre lo que quiero decir, lo que escribo y lo que ellos, mis amigos, entienden. De esta forma, cuando yo quiero decir azul, escribo verde y ellos ven amarillo. Nos peleamos, discutimos, subimos el tono, algunos aplauden otros abuchean y la realidad es que cuando nos volvemos a ver en el mundo real, ese que existe fuera del Feis, todo como si nada… o no: todo como si hubiera pasado ahí, en su mundo, como si les hubiera dado una bofetada o una patada. Y entonces me dicen cosas feas (o las piensan, que para el caso es lo mismo). Y yo también. Y no hay nada más estúpido que edificar castillos de arena y creerse reyes ahí. (Esta última frase no sé por qué lo escribí pero me gustó).

Como no estoy dispuesto a perder a gente valiosa y como soy incapaz de comunicar lo que quiero (ellos son muy inteligentes, así que no es su culpa), pues mejor digamos basta. El respeto al muro ajeno es la paz. Me parece que son mis amigos porque son diferentes a mi (y mucho) pero hay algo, aunque sea una sola cosa, que nos une. Esto puede ser: un interés común, un amigo, una creencia, un disgusto. Una. Sólo una cosa. Pero es suficiente con eso. Por ejemplo, al 99% de mis amigos les gusta bailar y a mí no. ¿Y? Nos gusta hablar de la Biblia: eso nos une. Nos gusta hablar de literatura: eso nos une. Nos gusta hablar de tecnología. Si, además de eso, ellos son de izquierda, derecha, centro y les gusta Jenni Rivera: who cares! El amor está encima de ideologías, bailes y placeres culposos.

Además, me choca la solemnidad latina. Concibo al Feis de una manera más lúdica pero muchos de mis amigos no. El otro día critiqué una línea de un correo y un amigo se me fue a la yugular. Al siguiente critiqué a una periodista admiradísima de otro amigo y de reaccionario no me bajó. Y, lo digo de nuevo, son gente valiosísima (de otra generación), con otras formas de concebir la vida, las opiniones, la moral. Por eso somos amigos. Pero mi falta de solemnidad es tan chocante como ignorancia. Como los quiero más a ellos que a mis fobias y filias, ahí muere: un abrazo, un apretón de manos y cada quien con sus fobias y filias, juntos, pero no pegados. Amigos como siempre. (Música de Stand By Me de fondo y una foto color sepia para ambientar).

Pensamientos random 1. De santones y provocadores

Cada persona, cada gremio, tiene sus santones. Esas personas que sintetizan todas las aspiraciones, todo lo que se desea ser o ver. Ese otro es la proyección de uno. Pues bien, si te metes con ellos, llámese cantante, periodista, empresario, organización y los pones en duda, esos fans van a reaccionar: te dirán traidor, perdido, ignorante, reaccionario.

Lo he visto y quizá yo mismo lo he ejercido: una iglesia, los productos de apple, una canción, un libro; cosas que considero las mejores, un paso antes de la perfección; llega otro, los critica, los golpea incluso y mi reacción es querer hacer lo mismo con el que manchó a mis admirados. Medio infantil la reacción.

También he provocado la ira de varios fans de organizaciones y personas. Y ya me cansé. Lo digo así sin tapujos: cualquier santón y cualquier autoproclamado perfecto se me hace, de entrada, sospechoso. Pero eso al mundo le importa un ajonjolí. Y a mí me preocupa un cacahuate lo que el mundo crea de sus ídolos. Así, que por el momento digo: ¡basta de provocaciones! Cada quien su santo.

La historia del desarrollo de la estadística bayesiana

Mi profesor de estadística bayesiana dice que él lo encontró por ahí.

Thomas Bayes

En un inicio estaba Bayes (1763)

Pero lo propuesto por Bayes era complicado y Legendre y Gaus (1804-1809) dijeron: «minimicemos el error al cuadrado» lo cual fue más sencillo pero

No era algo general y no se basaba en probabilidad.

Así que Fisher (1922-1925) dijo ‘maximicemos la verosimilitud’. Y estuvo bien

Pero Savage y De Finetti (1950-1970) consideraron que la probabilidad era algo subjetivo

Y Gelfand y Smith (1990) propusieron la forma de encontrar numéricamente distribuciones marginales. Y estuvo bien.

Y por lo propuesto por Bayes hace mucho tiempo, se volvió más sencillo (o al menos tratable).

La ICOC en México cumple 25 años

Un cuarto de siglo cumple la Iglesia de Cristo en México AR. Nuestro querido hermano, Jaime de Anda, escribió una pequeña nota en su blog. Aquí me permito reproducirla con una traducción libre al español:

El 4 de octubre de 1987, la Iglesia de Cristo en la Ciudad de México realizó su servicio dominical inaugural. Después de llegar en julio de ese año, los miembros del equipo de la misión estaban llenos de visión y esperanza de una gran asistencia. Varios miembros de las iglesias en los EE.UU. habían viajado para el gran acontecimiento, para llegar unos días antes y unirse al equipo de la misión en un esfuerzo de una semana de alcance evangelístico. Como hemos descrito en mensajes anteriores, el equipo de 13 miembros de la misión de México se había preparado durante meses, no sólo para tener un gran servicio inaugural, sino para sentar las bases de lo que podría llegar a ser una iglesia pilar para América Latina.

Era costumbre en aquel tiempo establecer metas. Se acostumbraba establecer metas para muchas cosas: contactos personales evangelísticos, visitas personales, asistencia dominical, el número de personas que iniciaban un estudio de la Biblia … ¡Incluso fijamos la meta de tener 100 personas bautizadas en el primer año de la iglesia! Sí, en retrospectiva, podríamos ser criticados por tener un enfoque de hacer mucho trabajo y enfocado en la competencia. ¡Pero no es fácil de transmitir, a los que no estaban allí durante ese tiempo, la fe como de niño que nos motivó a establecer esas metas!

Decidimos que queríamos tener 153 visitantes en nuestro servicio inaugural. Tal vez te preguntes de dónde proviene la cifra… pues en realidad es un número bíblico. En Juan 21 está escrito que Jesús resucitado dirige a los discípulos desde la orilla, ellos, impresionados, sacan del lago una pesca milagrosa. Cuando trajeron a tierra las redes, contaron los peces y ¡hubo 153 (Juan 21:11)! Dado que creíamos que nuestra misión era ser pescadores de hombres (Mateo 4:19), nos dimos cuenta de que ¡153 «hombres-pez» sería una gran meta!

Y en esa mañana histórica del 4 de octubre, en el «Salón Carnaval», un salón de baile del Hotel Diplomatico de la Ciudad de México , ¡174 personas se reunieron para adorar a Dios y escuchar la predicación del evangelio! ¡Tres jóvenes fueron bautizados! ¡La Iglesia de la ciudad de México había tenido un gran comienzo, para gloria de Dios!

Para el servicio inaugural, ¡mi tarea consistió en llevar las canciones de adoración! Por favor, no se confundan: pude dirigir una melodía (e incluso toqué una guitarra pequeña) pero no tenía formación musical formal. Yo no era un ministro, yo estaba en México como científico invitado en una universidad local. ¡Pero yo era el único hermano que hablaba español nativo y que de hecho se sabía las canciones! Que todo el mundo se quedó durante todo el evento, que nadie se salió, es un testimonio convincente de que se trataba de una obra de Dios, ¡no de los hombres!

Eso fue hace 25 años. Algunos de los miembros originales del equipo de la misión se encuentran todavía en el ministerio a tiempo completo. Algunos se han trasladado a otros campos de actividad. La Iglesia en la Ciudad de México ahora tiene una membresía de más de 3.800, liderado por los evangelistas mexicanos y líderes de ministerios, como esperaba el equipo de la misión. En esos 25 años, la Iglesia de la Ciudad de México ha sido directamente responsable de la plantación de más de 20 iglesias en México, Cuba, Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Colombia y Bolivia. Varias de esas iglesias misioneras de segunda generación también han plantado otras, ¡misiones de tercera generación en sus respectivas áreas geográficas! La historia aún se está escribiendo … y es nuestra esperanza que podamos continuar dando cuenta de esa historia aquí en los diarios de la Misión.

¡Feliz aniversario 25 a la Iglesia Ciudad de México!

Más que reglas

Dice Wayne Jacobsen:

Mi papá solía decir que mucha gente solo tiene lo suficiente de Dios como para ser miserable. Entre más vivo, más me convenzo que estaba en lo correcto.

Si piensas que Dios es una deidad metiche que demanda que sigas sus reglas para vivir en su gracia, probablemente eres una de esas personas. Si el pensamiento de tener a Dios contigo durante el día provoca que tu estómago se agite con pensamientos de fallas e insuficiencia probablemente eres una de esas personas. Y si tu experiencia cristiana no es más que un conjunto de rituales, reglas y obligaciones que crees que lo hacen feliz, entonces probablemente eres una de esas personas.

Tomado de: Wayne Jacobsen, In Season: Embracing the Father’s Process of Fruitfulness

El poder evangelístico del discipulado

Acabo de leer estos párrafos. Creo que deberíamos reflexionar sobre el tema.

Si una congregación contratara al predicador más celoso, más efectivo de todos los tiempos, éste nunca podría cubrir la efectividad de un discípulo totalmente comprometido y dedicado a construir a la manera de Jesús. Si el predicador fuera muy efectivo y bautizara una persona a diario por un periodo de 32 años y el discípulo bautizara y discipulara hasta la madurez a una persona el primer año y, después del primer año, los dos discípulos convirtieran cada uno y se invirtieran en una persona y cada año siguiente cada discípulo hiciera lo mismo por 32 años, esto es lo que pasaría.
Primeros cuatro años
Año– Predicador –Discípulo

1. — 365 — 2
2. — 730 — 4
3. — 1095 — 8
4. — 1460 — 16

Siguientes cuatro años
5. — 1825 — 32
6. — 2190 — 64
7. — 2555 — 128
8. — 2920 — 256

En el año 13
13. — 4745 — 8192

En el año 32
32. — 11680 — 4.3 mil millones

Esta ilustración simple demuestra el poder evangelístico del discipulado. Un predicador enfocado en convertir grandes cantidades de personas genera más crecimiento a corto plazo, pero como la tortuga y la liebre, el estilo de Jesús funciona mejor a lo largo del tiempo. El discipulado no solo agrega miembros, multiplica los trabajadores y los líderes. Cada discípulo es un trabajador para el Señor y por medio del discipulado se equipa para serlo. La gran comisión, cuando es obedecida, tiene el poder de alcanzar el mundo.

F. Barton Davis, Closer than a brother.

¡Cómo pudo alguien perseguir tanto a Jesús!

Algo de Oswald Chambers:

Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (Hechos 26:14)

¿Estás empeñado en seguir a Dios a tu manera? Nunca nos libraremos de esta trampa hasta que se nos lleve a la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo y fuego (Mateo 3:11). La obstinación y la terquedad siempre lastiman a Jesucristo. Quizá no hieran a nadie más, pero hieren a su Espíritu. Siempre que somos obstinados, voluntariosos y que nos empeñamos en nuestras propias ambiciones, herimos a Jesús. Cada vez que defendemos nuestros derechos y persistimos en que no vamos a ceder, estamos persiguiendo a Jesús. Cada vez que insistimos en nuestra dignidad, estamos contristando y perturbando a su Espíritu de modo sistemático. Y cuando finalmente entendemos que es a Jesús a quien hemos estado persiguiendo todo el tiempo, esto se convierte en la más abrumadora revelación.

¿Es la Palabra de Dios muy penetrante y cortante en mí cuando te la transmito, o mi vida traiciona lo que enseño? Puedo dar lecciones sobre la santificación y, aun así, manifestar el espíritu de Satanás, el mismo espíritu que persigue a Jesucristo. Su Espíritu sólo está consciente de una cosa: la perfecta unidad con el Padre. Él nos dice: Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas (Mateo 11:29). Todo lo que hago debería tener como base una perfecta unidad con Él y no la determinación voluntariosa de ser piadoso. Esto implica que las personas fácilmente pueden aprovecharse de mí, pasarse de listas conmigo o ignorarme por completo; pero si me someto a estas circunstancias por causa de Él, impediré que Jesucristo sea perseguido.

 

Hablar sobre la iglesia

La iglesia no es teoría, es vida. Si leemos el Nuevo Testamento en el orden que tienen prácticamente todas las Biblias actuales, es decir, si iniciamos en Mateo, ¿hasta cuándo aparece la palabra iglesia? Aparece hasta el capítulo 16 de Mateo, en el famoso pasaje donde Jesús le dice a Pedro: “sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18). Luego, en Mateo 18:17: “Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia”. Y de ahí, parece que a los evangelistas se les pasó el detallito de hablar de la iglesia. No aparece hasta que Lucas lo escribe en Hechos 5:11: “y gran miedo vino sobre la iglesia al escuchar estas cosas”. A partir de ahí, el término aparece aproximadamente 70 veces. Alguien podría decir que después de Jesús vino la iglesia.

Pero no es así. El Nuevo Testamento respira comunidad, relaciones, familia. Aunque no hay una elaboración teológica compleja, la Iglesia sí está ahí. Una cuarta parte de los escritos neotestamentarios tiene un destinatario individual; es decir, siete de los veintisiete escritos del Nuevo Testamento van dirigidos a una sola persona: Lucas escribió a Teófilo y Pablo a Tito, Filemón, Timoteo; 3 de Juan es dirigida a Gayo. El resto, los veinte restantes, tienen implícita una lectura en comunidad. Ciertamente, el cristianismo se vive dentro de una comunidad de personas. Hay varias referencias de los unos a los otros (“aménse los unos a los otros”), Jesús habló muchas veces en plural y, en general, hay un reconocimiento bíblico a vivir más allá del individualismo ramplón moderno. Sí: la iglesia es una realidad espiritual y humana.

Muy humana. Me he descubierto hablando, teologizando, teorizando sobre la iglesia más que viviendo y gozando el grupo de personas que Dios colocó a mi alrededor para que yo sirva y para que ellos me acompañen en mi crecimiento en Cristo. Hay momentos en que los cristianos nos pasamos horas organizando la iglesia mientras que solo gastamos unos minutos dentro de esa iglesia. Como si nosotros fuéramos los arquitectos, esa manía humana de jugar a ser Dios se apodera de nosotros disfrazada de ministerio piadoso. ¿Por qué no entendemos que solo somos barro en las manos del Señor? ¿En qué momento se nos escapa el mensaje del Espíritu de que el dueño se encarga del rebaño? Nosotros no somos más que encargados, mayordomos, sirvientes. Todas palabras bonitas que yo he pronunciado mientras me desvelo “preocupado” por las necesidades de la iglesia. Cuando alguien me dice que el mismísimo apóstol Pablo padeció esta preocupación (2 Corintios 11:28), uno debería preguntar a Pablo y a quien argumenta: “oiga hermano, ¿qué ya olvidó que es el Espíritu que hace crecer la iglesia y que su evangelio enseña a confiar en el Padre que no deja de cuidar a sus hijos?”. Además, para hacer justicia a Pablo, el contexto de esa escritura tiene que ver más con una disputa con los que se creían más que Pablo que con una preocupación “santa”:

“Me he portado como un loco, pero ustedes me obligaron a hacerlo. Porque ustedes son quienes debían hablar bien de mí, pues en nada valgo menos que esos superapóstoles. ¡Y eso que yo no valgo nada!” 2 Cor. 12:11.

No olvido las necesidades de cada congregación cristiana. Por supuesto que hay problemas, dudas, debilidades. Han existido desde el inicio. Por eso se escribió el Nuevo Testamento. Hay que buscar la guía de Dios para servirle mejor a Él y a sus santos. Pero cuando nos pasamos horas, días, meses y años hablando de “la iglesia”, cuando terminemos de hacerlo, los creyentes nos habrán dejado para reunirse en torno a quien siempre debe ser el Pastor: Jesucristo. La iglesia no es ni el edificio ni la reunión en sí misma de los creyentes: es la comunión íntima, la hermandad entre los que hacen a Cristo Jesús el Señor de sus vidas.

Municiones misioneras (Oswald Chambers)

Leamos juntos una reflexión de Oswald Chambers. Y meditemos con calma lo que transmite. Disfrútenlo y estremézcanse. ¿Han pensado en ser misioneros? Del libro “En pos de lo supremo”:

Municiones misioneras

Cuando estabas debajo de la higuera, te vi” Juan 1:48

Adora siempre que tengas la oportunidad. Nosotros pensamos que estaríamos listos para la batalla, si enfrentáramos una gran crisis. Pero la crisis no construye algo dentro de nosotros, sino que revela de qué estamos hechos. ¿Estás diciendo: “Si Dios me llama a la batalla, por supuesto que estaré a la altura de la situación”? Pero no lo estarás, a menos que te hayas ejercitado en el campo de entrenamiento de Dios. Si no estás realizando la tarea que tienes a la mano, y que Dios dispuso para tu vida, cuando sobrevenga la crisis, en lugar de estar listo para la batalla, serás un inepto. Las crisis siempre revelan el verdadero carácter de una persona.

Una relación privada de adoración a Dios es el acto más grande y esencia para poder ser idóneo espiritualmente. Llegará el tiempo, como lo experimentó Natanael en este pasaje, cuando ya no será posible la vida bajo la higuera, porque todo estará al descubierto y el trabajo se expondrá a la luz. Pero te considerarás sin ningún valor en ese momento, si no has estado adorando a Dios en todas las oportunidades diarias que se te presentan en tu hogar. Si tu adoración es correcta en tu relación privada con Dios, entonces Él te liberará y estarás preparado. Él es el único que ve que te has vuelto perfectamente apto, y cuando viene la prueba, puede confiar en ti.

¿Estás diciendo: “pero no se puede esperar que viva una vida santificada en las circunstancias actuales, pues no tengo tiempo para orar o para estudiar la Biblia. Además, aun no ha llegado mi oportunidad para la batalla, pero cuando llegue, por supuesto que estaré listo”? No, no lo estarás. Si no has estando adorándolo en cada oportunidad diaria, cuando llegue el momento de entrar en la obra de Dios, no solo serás inútil, sino un gran estorbo para los que estén trabajando contigo.

El campo de entrenamiento divino, donde se encuentran las municiones misioneras, es la vida de adoración privada y personal del creyente.

Nuestros hermanos

¿Qué une a evangélicos, presbiterianos, metodistas, católicos y ortodoxos? Me parece que solo dos creencias fundamentales:

  1. Que Jesús de Nazareth es el Mesías, el Cristo Salvador y Redentor de la humanidad.
  2. Que Dios dejó parte de su revelación en escritos que llamamos genéricamente Escrituras o Biblia.

Nada más. Nada menos. Los cristianos no se ponen de acuerdo ni siquiera en quién merece llamarse así, cristiano. No sabemos si uno es cristiano cuando se bautiza por inmersión en agua, cuando habla en lenguas (glosolalia) o cuando acepta a Cristo en su corazón. No hay acuerdo en cómo organizar la iglesia, si en casas o en edificios propios (o rentados); en cómo llamar a sus liderazgos (ministros, obispos, presbíteros, dirigentes, líderes), en cómo nombrarlos (después de cursos académicos o luego de cierto tiempo en el ministerio); en cuáles son los libros inspirados por Dios y cuáles no (allá se lee Judit como canónico y acá como deuterocanónico). Vaya, no hay ni siquiera acuerdo en la personalidad de Jesús: si es Dios mismo o su Hijo, si fundó una nueva religión o si refundó el judaísmo. La lista de desacuerdos es tan larga como la historia del cristianismo. Entonces, ¿es viable el ecumenismo?

Debemos ser sinceros desde el inicio: no hay forma honesta de que dos creyentes se pongan de acuerdo en convicciones distintas sin que asome la sombra de la traición. Si el evangélico llamara “padre” a un ministro católico, sería expulsado de su comunidad. Si un católico afirmara que el Magisterio no es más importante que un cristiano común en cuestiones de interpretaciones dogmáticas, violaría uno de los principios de su iglesia. No podemos coincidir en la práctica de cientos de cosas. Lo demás es una bonita campaña de relaciones públicas donde cada quien alaba al otro solo para “llevar la fiesta en paz”. No: con total sinceridad debemos aceptar que definitivamente no coincidimos con esta y esta otra comunidad de cristianos.

¿Quién es mi hermano? El Maestro elaboró esta pregunta y también dio la respuesta: “quien hace la voluntad de mi Padre” (Marcos 3:33-34). El asunto es que cada quien tiene un concepto distinto de qué es esa voluntad. Pero esto no es pretexto para que pueda decir con total confianza “hermano” a aquel que cree en dos fundamentos esenciales de mi fe. Que ese cristiano no pertenezca a mi comunidad no lo excluye de la comunión que tenemos con nuestro Padre común. Y, a menos que descaradamente (o en privado) adore al satanás, no veo por qué tener ese prurito que muchas sectas tienen de no llamar hermano a otro que, a su manera, se ha hecho seguidor de Jesús. Que ese hermano no crea en mis dogmas no lo excluye de que forme parte de los que iremos con el Mesías cuando Él regrese. “El que no está contra nosotros, está a nuestro favor” (Marcos 9:40). Ese “nosotros” de Jesús es revelador: quien no esta en contra de Jesús y su comunidad, está a su favor. Hay iglesias que pelean entre sí por el tipo de música que hay en sus reuniones. Critican, ridiculizan y humillan al contrario. Al mismo tiempo, ponen cara piadosa y gritan ¡Aleluya! Es mi convicción que esos son más anti-cristianos que ateos críticos.

En Marcos 3:25 leemos: “una familia dividida, no puede mantenerse”. El cristianismo moderno, con su multitud de sectas, confesiones y tradiciones no podrá mantenerse por mucho tiempo. Los verdaderos adoradores, los que lo hacen en Espíritu (Juan 4:23) no necesitan más que ese poder que viene de lo alto para que se unan y den a conocer al mundo lo que el Maestro quiere: que todos se salven creyendo en Él. Ese tal, sin importar la franquicia religiosa a la que pertenezca, ese que busca adorar a Dios con su propia vida y que cree que Jesús es el Mesías, ese tal es mi hermano. Y estoy seguro que él sabrá reconocerme cuando me vea. Entonces nos abrazaremos y nos diremos: “La paz sea contigo”. Y será esa paz que sobrepasa cualquier entendimiento (Fil. 4:7).